Con solo 23 años, recién licenciado en Ingeniería Informática, comenzó a dar clase en la universidad y con 37 logró la cátedra en el departamento de Electrónica y Sistemas. Juan Touriño Domínguez, de 45 años, califica de "anecdótico" ser el catedrático más joven de la Universidade da Coruña y considera "preocupante" que en los ocho años desde que logró la plaza nadie más joven se haya convertido en catedrático. Un problema que achaca a la tasa de reposición fijada por el Gobierno central y que solo permite cubrir el 10% de las vacantes por jubilación de los profesores.

"Seguro que hay docentes interesados en tener una cátedra, pero la tasa de reposición ha hecho que en los últimos tres años no se saque ninguna plaza de cátedra en la UDC", explica y añade: "Además, las universidades se encuentran con el dilema de o bien usar esas plazas para convocar cátedras o para estabilizar a los que tienen una situación más precaria".

Pese a que reconoce que entre quienes les gusta la investigación, "la aspiración suele ser llegar a tener una cátedra", Touriño asegura que éste no fue su objetivo desde un primer momento. "Las cosas van llegando. Empecé a dar clase al licenciarme y no tenía como meta ser catedrático, pero a medida que aumenta tu currículo es algo que surge", señala este docente de Informática, que asegura que no tuvo que renunciar a nada en su vida personal para lograr ser catedrático. "Creo que se puede compaginar todo, sobre todo cuando es un trabajo que te gusta. No considero que haya hecho sacrificios", explica este docente coruñés.

A la hora de analizar qué diferencia a los catedráticos de antaño con quienes acceden ahora a esta plaza, Touriño bromea al asegurar que espera que "las cosas vayan a mejor". Ya en serio reconoce que las diferencias varían en función del departamento en el que trabaje el docente. "Un catedrático de Derecho, por ejemplo, con los años es un pozo de sabiduría, acumula conocimientos y al final es una eminencia en el tema. En Informática ocurre al revés. Al ser un sector que cambia tan rápido cuesta estar siempre al día y la gente joven llega pisando fuerte", señala este docente, quien explica que la clave está "en especializarse en un tema en concreto y formarse continuamente".

En su caso, Touriño está especializado en la creación de software para supercomputadores, aparatos que considera "claves" en grandes avances de la ciencia ya que "sirven para secuenciar genomas, se usan en metereología o sirven como simuladores para el sector del automóvil o la aeronáutica". En la actualidad, trabaja en técnicas de programación para aplicar en el Big Data o en la aplicación de técnicas de supercomputadores en las comunicaciones ultrarrápidas. En este sentido y gracias a una spin off ya se comercializa en la City de Londres un software que multiplica las prestaciones de las bases de datos y cualquier aplicación donde la rapidez sea una ventaja competitiva.