Una nueva esperanza para una enfermedad que ha matado a niños durante generaciones. La impresora en 3 dimensiones abre nuevos caminos para la cura de la traqueobroncomalacia, una enfermedad incurable que hace que la tráquea se colapse periódicamente e impide la respiración normal. Esta rara enfermedad afecta a aproximadamente a 1 de cada 2.000 niños de todo el mundo y, en los casos más graves, su esperanza de vida es bastante baja. Un nuevo dispositivo realizado por investigadores de la universidad de Michigan ha conseguido ya salvar la vida de tres niños que habían nacido con esta malformación y que no podían respirar con normalidad ya que su tráquea se colapsaba periódicamente.

Los tres pequeños Kaiba, Ian y Garret se han convertido en los primeros en el mundo en beneficiarse de unos dispositivos que les ayudan a mantener abiertas las vías respiratorias y que, con el tiempo serán reabsorbidas por su organismo.

Estas férulas bioreabsorbibles están fabricadas en un biopolímero llamado policaprolactona que se cose alrededor de las vías respiratorias para ampliar los bronquios y darle un esqueleto para ayudar en el crecimiento adecuado. La mayor novedad es que este dispositivo es un diseño personalizado asistido por ordenador y que se fabrica utilizando imágenes de alta resolución. A partir de ahí se utilizó una impresora en 3D para producir la férula. "El material es muy novedoso; hasta ahora se realizaba un proceso parecido pero con el estent, un dispositivo que también es biodegradable que se utiliza para dilatar venas obstruidas por ejemplo en cardiología. Este nuevo dispositivo parece mejor, pero no debemos adelantar acontecimientos hasta conocerlo más en profundidad", advierte el pediatra gallego José Ramón Fernández Lorenzo.

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El neumólogo Alberto Fernández Villar asegura que es "un gran avance, que se hacía urgentísimo en la edad pediátrica [donde una traqueotomía es muy invalidante] y abre nuevas esperanzas para algunos casos, que son afortunadamente infrecuentes, pero muy importantes". Fernández se refiere en que el problema en los niños es que durante su crecimiento, las prótesis convencionales se mueven, se infectan y exigen ser repuestas por otras nuevas. En ocasiones, además, dan complicaciones. Otro problema añadido es que no hay prótesis de todos los tamaños.

Por eso este nuevo material, que el doctor Fernández Villar compara con alguna sutura en el sentido de que "se deshace y reabsorbe por el organismo", representa un avance. "No es la panacea, pero sí podría solucionar algunos casos locales, de 2 o 3 centímetros de afectación", explica el experto. Aún así, el neumólogo advierte de que "no se va aplicar esta técnica de forma rápida ni en todos los centros", ya que el estudio aún está en fase de investigación y actualmente no todos los hospitales intervienen este tipo de casos.

Por su parte, Fernández Lorenzo recuerda que, actualmente, en Galicia no se realizan este tipo de intervenciones y que los niños aquejados de esta grave dolencia se derivan a los hospitales de La Paz, en Madrid, y el Vall d' Hebrón de Barcelona. "Ojalá este dispositivo tenga buenos resultados en niños de pocos meses, que son los que hasta ahora eran los más frágiles ya que con ellos no se han obtenido buenos resultados mediante la tecnología actual", apunta.

Por el momento, los responsables de estos casos se muestran muy optimistas con los resultados. El doctor y profesor de otorrinolaringología Gleen Green recuerda que antes de la existencia de este implante, los bebé aquejados de traqueobroncomalacia severa tenían pocas posibilidades de sobrevivir y, sin embargo, Kaiba Gionfriddo, el primero de los pequeños tratados, en 2012, es hoy en día "un niño saludable de tres años que asiste a preescolar y con un futuro brillante".

La férula implantada funcionó "mejor de lo que nunca" pudieron imaginar los expertos y sin complicaciones, por lo que los investigadores consideran que este tratamiento es "una opción prometedora" para niños aquejados de esta malformación. Los resultados sugieren que el tratamiento precoz de la traqueobroncomalacia puede prevenir las complicaciones del tratamiento convencional, como una traqueotomía, la hospitalización prolongada, la ventilación mecánica, el riesgo de paro cardíaco y respiratorio, la mala absorción de alimentos y el malestar general. Ninguno de los dispositivos, implantados ha causado ningún tipo de complicaciones, apunta Green.

De hecho, Kaiba Gionfriddo, el primero de los pequeños tratados, en 2012, es hoy en día "un niño saludable de tres años que asiste a preescolar y con un futuro brillante", mientras que Ian, con tan solo 17 meses, es conocido por su enorme sonrisa y por las ganas por jugar con su hermano mayor, según aseguran sus médicos.