"La encíclica Laudatio Si es un cántico de alabanza y gratitud al Creador. Lejos de amenazar con un tenebroso catastrofismo, el Papa cumple con su deber de ser conciencia crítica, sin atemorizar con tsunamis apocalípticos, pero urgiendo la aplicación de la justicia y el reconocimiento del derecho que asiste a la persona y a la sociedad para contar con un espacio lo más habitable posible". Así lo afirmó ayer el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, en la presentación de la encíclica del papa Francisco, que tuvo lugar en la Hospedería de San Martín Pinario, un acto en el que también participaron el deán de la catedral, Segundo Pérez López, y el profesor de Farmacia de la Universidade de Santiago (USC), Francisco Peña. El prelado compostelano comentó que el objetivo del papa Francisco con la encíclica es "elaborar las bases de una ecología integral que, en sus distintas dimensiones", comprenda "el lugar específico que el ser humano ocupa en este mundo y su relaciones con la realidad que lo rodea".

En su intervención, monseñor Barrio recordó que la encíclica "se desarrolla en torno al concepto de ecología integral, como paradigma capaz de articular las relaciones fundamentales de la persona: con Dios, consigo misma, con los demás seres humanos y con la creación". El arzobispo aseguró, además, que "el papa Francisco propone una serie de líneas de renovación de la política internacional, nacional y local, de los procesos de decisión en el ámbito público y de iniciativa privada, de la relación entre política y economía y entre religiones y ciencias, basadas en un diálogo transparente y honesto".

Monseñor Barrio destacó también el valor de la encíclica como texto a tener en cuenta a la hora de valorar y preservar el medio ambiente. En este sentido recordó que "en la Historia de la Salvación, la naturaleza ha tenido una gran presencia" y añadió que la Iglesia reconoce en la naturaleza "un múltiple reflejo de la grandeza y hermosura del Creador, siguiendo el ejemplo de los salmos veterotestamentarios y de las parábolas de Jesús, tomadas del entorno natural".

Por su parte, el profesor Francisco Peña aseguró que la encíclica entra en diálogo con todos "para hablar sobre la casa común de todos". El profesor arguyó que el espíritu del texto del papa Francisco consiste en integrar el papel del ser humano en la ecología, de modo que sea posible una "ecología integral en una sociedad globalizada". Aludió, además, a la evidente relación entre salud humana y medio ambiente y dijo que para afrontar los retos ambientales siempre es mejor "una estrategia global de la prevención", integrando el medio físico y el medio social.

Por su parte, Manos Unidas ha recibido con entusiasmo y con sentido de responsabilidad la nueva encíclica del Papa, "hoja de ruta que impulsará el trabajo de la organización y animará el análisis sobre la realidad social que vivimos en la actualidad".

Manos Unidas comparte la denuncia del papa Francisco sobre el exagerado antropocentrismo de nuestra cultura, el cual deriva en una lógica de usar y tirar, y asume la llamada del Pontífice para contribuir, "desde nuestro trabajo, a la renovación cultural basada en una conversión ecológica integral", señala la organización.