Asegura que lograr un "riesgo de infección cero" en un hospital es una utopía, pero reconoce que casi la mitad de las infecciones nosocomiales -aquellas que se adquieren en el ámbito sanitario- "pueden prevenirse". La jefa del Servicio de Medicina Preventiva del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), María José Pereira, resalta que en el centro están haciendo los deberes y hay varios protocolos en marcha que ya han permitido reducir el número de estas infecciones.

-¿Qué tipo de patologías se engloban en la definición de infecciones nosocomiales?

-Hasta hace poco se referían únicamente a infecciones adquiridas en los hospitales, pero ahora se ha ampliado la definición y se consideran infecciones nosocomiales las adquiridas durante la asistencia sanitaria, es decir, también las que aparecen tras ciertas actividades de carácter ambulatorio.

-¿Es frecuente adquirir una infección en el hospital?

-En un hospital complejo como el nuestro, de nuestro tamaño, no es posible hablar de un riesgo de infección cero ya que hablamos de centros donde se realizan actividades de gran complejidad como trasplantes, hay pacientes en situación muy crítica... En el caso del Chuac, en 2014 la tasa de prevalencia de las infecciones nosocomiales fue del 6,99%, es decir, en el momento del estudio de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, el 6,9% de los ingresados tenía una infección adquirida en el hospital. Son muchos, pero es una cifra que está por debajo de la media española en este tipo de hospitales.

-¿Cuáles son las más frecuentes en los hospitales?

-Las infecciones asociadas a los procesos quirúrgicos y las que afectan al aparato respiratorio y a las vías urinarias, pero su frecuencia varía con los años. En los 90, por ejemplo, las más comunes eran las que afectaban a las vías urinarias y tras aplicar varios protocolos, hoy ocupan el tercer lugar.

-¿Hay pacientes más predispuestos a contagiarse?

-Los pacientes de mayor edad, con varias patologías y sobre todo los que se sometan a procedimientos invasivos como una sonda urinaria están en el punto de mira y tienen más riesgo de contraer una infección nosocomial.

-¿Qué consecuencias pueden tener estas infecciones?

-En general, estas infecciones hacen que la estancia media hospitalaria aumente porque dificultan que el paciente tenga una buena evolución. Todas precisan de tratamiento con antibiótico y en el caso de las quirúrgicas pueden solucionarse con estos fármacos o puede ser necesario reintervenir.

-¿Son los centros sanitarios un caldo de cultivo

-Los hospitales son sitios sensibles y cuanto mayor es la complejidad de su actividad, mayor es el riesgo de infecciones nosocomiales porque atendemos a pacientes más sensibles, porque muchos gérmenes están en la piel del enfermo y nuestra tarea es evitar que se transmiten de una persona a otra...

-¿Hablar de riesgo cero de infecciones es una utopía?

-Es prácticamente imposible lograrlo por la complejidad de la actividad que se realiza en el hospital y porque además no hay un único factor que provoque estas infecciones, las causas son multifactoriales: tiene que ver con la edad del paciente, si ha habido una cirugía larga o no, si tomaba antibióticos y tenía bajas las defensas... Pero sí que es cierto que casi la mitad de las infecciones hospitalarias podrían evitarse.

-¿Y cómo?

-Con una política de actuación en el centro y no solo a través de un programa. En el caso del Chuac ya hay una política sobre la higiene de manos, el cuidado del material, pero además hay programa concretos en áreas concretas para reducir las infecciones. Por ejemplo, en la unidad de críticos se aplicó el programa neumonía cero y se logró reducir a la mitad las infecciones en tres o cuatro años y desde medicina preventiva también trabajamos con diferentes servicios para lograr una infección quirúrgica cero.

-¿Es normal la presencia de gérmenes en un hospital nuevo como el de Vigo?

-Puede ocurrir porque un hospital es un edificio complejo, con muchas entradas y salidas a lo que hay que sumar las obras. Para ello antes de abrir un área y después de forma periódica se realizan controles de bioseguridad para vigilar las áreas de alto riesgo.