En este mundo tan tecnológico y tan conectado en el que vivimos, rodeados de trastos electrónicos; wifis en casa, en el trabajo o en el bar; teléfonos inteligentes, tablets, iPods y demás cacharros, estamos cada vez más acostumbrados a que en algún momento dejen de funcionar. Sucede cuando no van los datos del móvil, se bloquea la wifi de casa o no arranca el ordenador y tienes que apagarlo y encenderlo.

Llegados a ese momento nos armamos de paciencia y esperamos a que todo vuelva a ser como era antes. Tenemos paciencia excepto cuando se cae Facebook. Ahí, la historia cambia. Y en el mes de septiembre se ha caído en tres ocasiones en 11 días. Ya empezamos a estar más acostumbrados al mensaje ("Lo sentimos, algo falló. Estamos trabajando para arreglarlo tan pronto como podamos") que a los continuos cambios a los que nos tiene acostumbrados esta red social.

Y cuando no podemos acceder a nuestro Feis es cuando creemos que ha llegado el Facebookgeddon. El fin del mundo. En septiembre ha dejado de estar operativo a nivel mundial en tres ocasiones, aunque nunca por un periodo superior a la hora. Ocurrió el 17, el 24 y el 28. Precisamente, la caída del 24 coincidió con una teoría que circulaba esos días, alimentada por la luna roja del eclipse, que aseguraba que el fin del mundo se iba a producir entre el 22 y el 23 de septiembre.

Cuando Facebook dejó de funcionar por unos minutos el 24 muchos pensaron que el fin del mundo se había retrasado, pero al final iba a llegar. Los menos apocalípticos creyeron que tras el apagón habría que volver a los tiempos de las señales de humos.

Quizá los casi 1.500 millones de usuarios que tiene ya la red social son demasiados para los sistemas de la empresa que es incapaz de procesar tantas fotos de gatitos y perritos al mismo tiempo.

¿Y a dónde va a contar la gente que se ha caído Facebook? A Twitter. La red social de los 140 caracteres se convierte siempre en esos momentos en el gran altavoz de los que se quejan y de los que sacan todo su ingenio con el asunto: "Facebook está parado. Seguro que están poniendo la opción no me gusta", "¿Se cayó Facebook? Aprovecha para recordar lo que sentías cuando eras humano", "Soy de ese 0,000001% que se enteró de que Facebook no funcionaba porque estaba en Twitter", "Rezando para que los usuarios de Facebook no sepan que Twitter existe" o "Después de la caída de Facebook he decidido salir y he conocido personas amables, dicen que son mi familia". Cada vez que Facebook ha tenido problemas, rápidamente el hashtag #FacebookDown se ha convertido en trending topic.

En el último año, Facebook ha dejado de estar operativo hasta en ocho ocasiones: además de las tres de septiembre, el 28 de octubre, el 26 de enero, el 19 junio, el 19 de julio y el 1 de agosto. Ninguno de los apagones, afortunadamente para la red social y para muchos de sus usuarios, pasó de la hora.

Al final, había que tener paciencia hasta que el servicio volvía a estar operativo. Pero quienes no tienen paciencia son los mercados financieros. Cada segundo que Facebook está caído pierde 35.000 dólares.

Los inversores no se tomaron a broma el tercer apagón consecutivo de Facebook en septiembre y castigaron a la compañía con un descenso del 3,8% en la bolsa de Nueva York, el mayor de todo el mes. Las bromas están bien en Twitter, pero los que tienen la pasta no están para chistes.