Los resultados de los ensayos clínicos de la primera vacuna efectiva contra la malaria arrojan serias dudas sobre su efecto protector y su seguridad, por lo que desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideran que debe probarse en al menos un millón de niños antes de adoptar una decisión definitiva. La vacuna RTS ha sido desarrollada por la farmacéutica GlaxoSimithKline en colaboración con la ONG PATH.

Hasta la fecha, se han llevado a cabo ensayos clínicos de tipo III en 150.000 niños de siete países subsaharianos en dos grupos de edad: recién nacidos de 6 a 12 semanas; y bebés de 5 a 17 meses. De media, la vacuna mostró una eficacia del 30%, que si bien es baja, dadas las muertes anuales por malaria, podría ser una herramienta relevante en la lucha contra el paludismo.

Pero desde la OMS creen que se necesitan más pruebas para conocer cuál es el verdadero efecto protector de la vacuna fuera de los ensayos clínicos.