Por fin es 20-D. Ayer acabaron 15 días de frenética campaña electoral. Lo cierto es que la campaña dio su último suspiro el viernes y ayer fue jornada de reflexión. ¿Jornada de reflexión? Suena un poco viejuno. Con la irrupción de las redes sociales la jornada de reflexión ya no es jornada de reflexión, así que para la próxima vez se podría suprimir.

Lo mismo sucede con la prohibición de publicar encuestas electorales durante la semana anterior a las elecciones. Los medios de comunicación aceptan la orden, pero las redes sociales, que siempre van un paso por delante, han encontrado la forma de saltarse la ley, pero sin que lo parezca.

Varias cuentas de Twitter han compartido esta semana encuestas con la intención de voto para hoy. Pero en lugar de colocar los nombres de los partidos han utilizado emoticonos de frutas y verduras. El porcentaje de votos lo han cambiado por el supuesto precio al que se venden. El Partido Popular era una gota de agua; el PSOE, una fresa; Ciudadanos, evidentemente, una naranja y Podemos, una berenjena. Pero ha habido más. Otras cuentas han escondido las encuestas en supuestas clasificaciones de personajes de videojuegos o tendencias musicales. Las redes sociales van un paso por delante de lo establecido.

Cada gran hito de esta campaña electoral ha tenido su reflejo (y aumentado) en las redes sociales. Gracias a Twitter nos enteramos del puñetazo a Rajoy y fue el primer sitio en el que se colgó el vídeo de la agresión. Fue en Twitter donde el candidato del PP comunicó que estaba bien y que se dirigía a un mitin en A Coruña. Fue en Twitter donde los principales candidatos le preguntaron por su estado. Fue en Twitter donde vimos qué políticos tienen el dedo rápido y a veces se pasan de frenada... Es lo que tiene la inmediatez de Twitter.

Los debates entre los candidatos fueron seguidos a la limón por televisión y las redes sociales. La estrategia durante esta campaña de los partidos, sobre todo de Podemos y Ciudadanos, se ha apoyado en dos pilares básicos interconectados entre sí: la televisión y las redes sociales. Es la nueva forma de hacer política.

Los mayores hitos de conversación en Twitter sobre las elecciones fueron el debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, del 18 de octubre, y el #DebateEn140, del 26 de noviembre. Este último fue el primer "debate político digital" que Twitter organiza en España en el que representantes de seis partidos respondieron a preguntas enviadas por los tuiteros.

El cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez no fue el más seguido en Twitter. Ocupó el sexto puesto, lo que también puede ser una metáfora de lo que puede ocurrir hoy cuando se empiecen a conocer los resultados.

Y hasta candidatos que no participaron en los debates, como el que se organizó a cuatro bandas entre PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, encontraron su minuto de gloria en Twitter con comentarios tan irónicos como el siguiente: "¿Os está gustando mi intervención? Es lo que tiene la democracia, que está a régimen". Lo lanzó el líder de IU, Alberto Garzón. Recibió 17.100 me gustas y 23.800 retuits y se convirtió en el tuit más difundido por un político español. El anterior era de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.

Los partidos han encontrado en las redes sociales un altavoz masivo para sus consignas, pero también es tan masivo como efímero. Cada día recibimos más de 3.000 impactos publicitarios y lo que escuchamos por la mañana se nos ha olvidado por la tarde. ¿Sucederá lo mismo hoy?