"¡Ay, las Navidades, qué pocas ganas tengo!". Cada vez son más las personas que manifiestan su rechazo a estas fiestas y sienten angustia y estrés a la hora de encarar las celebraciones de estos días. "La Navidad, al margen de las cuestiones meramente religiosas, es un ritual cultural, que incluye una serie de valores relacionados con la tranquilidad, la paz, la familia, la alegría, el bombardeo de los medios y la publicidad, la presión social... es como si tuviéramos que estar felices, cómodos y muy animados. Y la felicidad es algo muy espontáneo", explica el especialista de la sección clínica del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia Carlos Álvarez, quien recomienda no dar la espalda a esta celebración, hacer algo especial sin necesidad de grandes derroches y verle el lado positivo: "Es una época con más tiempo libre en la que podemos aprovechar para hacer cosas para las que no tenemos tiempo en otros momentos del año".

El agobio que se vive en las calles y los sitios públicos, la necesidad de regalar por obligación, la excesiva programación especial que se emite en televisión estos días, la necesidad de mostrarse felices por "obligación social", o la soledad, hacen que para muchos estas fiestas sean cada vez menos llevaderas. Existen numerosos artículos en internet manifestando este odio a la Navidad e incluso con recomendaciones para pasar estas fiestas de la mejor manera posible. Aunque la petición de la prohibición de esta celebración no existe como tal -Inglaterra lo consiguió en 1647 con la llegada al gobierno del puritano Oliver Cromwell-, en la plataforma change.org sí se pueden firmar iniciativas como No a la Navidad antes de diciembre o Parar la decoración navideña anticipada.

Los expertos aseguran que detrás de esta excusa meramente comercial para rechazar la Navidad se esconde en realidad un problema sentimental. "Me protejo con esas razones, sobre todo las personas que a lo mejor les cuesta mostrar su parte emocional, pero en realidad no quiero exponerme a esa inyección de felicidad. 'Es por los niños' se suele decir también, pero en el fondo hay una dificultad de enfrentarse a todo ese mundo happy de la Navidad. Es una forma de protegerse", afirma Carlos Álvarez.

¿Cuál es la mejor manera de sobrellevar estas semanas? Pues asumir que hay que pasarlas e intentar ver siempre el lado positivo. "Es una época en la que vamos a tener un poco más de tiempo libre, podemos aprovechar para hacer cosas que no tenemos tiempo en otros momentos del año. Incluso para hacer un viaje o leer ese libro para el que nunca tenemos tiempo. Yo diría de no darle demasiada importancia, de no centrarse en ese aspecto de 'no me gusta la navidad'. No hay por qué estar viendo la televisión ni ir a grandes almacenes y menos la víspera de Reyes... si uno hace una vida más o menos normal sin grandes fastos, pueden ser unos días muy agradables", señala este psicólogo gallego.

El desempleo, el padecimiento de una enfermedad o cualquier tipo de adversidad también provoca melancolía y tristeza en estas fiestas, una época en la que las ausencias se notan especialmente. "Recomendamos a esas personas que están solas o atraviesan un momento delicado, que ese día hagan algo especial porque por mucho que queramos mirar hacia otro lado no es un día cualquiera. Los rituales son importantes, necesitamos momentos especiales a lo largo del año, igual que hay los domingos y la fiesta del pueblo. Nos dan estructura, sentido de identidad e incluso tienen una función de salud y bienestar", señala el psicólogo, quien aconseja a todas aquellas que estén pasando un duelo que, "aunque no hagan una fiesta, evidentemente, que le den un toque especial a la cena aunque sea simplemente por el tipo de comida, no para expresar un sentimiento, sino para celebrar una reunión familiar".

La Navidad ya no es lo que era reconoce Carlos Álvarez, quien apunta a que las fiestas "se han desmadrado un poco". "Ya no es tan familiar, es más de gasto... Hace años el día de Nochebuena se quedaba uno en casa porque estaba todo cerrado y desde hace más de una década la gente cumple y en cuanto puede se va... lo que es la parte de la reunión sí que se ha perdido un poco, pero contra esos cambios culturales no podemos hacer nada", afirma Álvarez.

El carácter gallego no es para el psicólogo gallego una variable a la hora de hablar de repulsa hacia la estas fiestas, aunque sí que es cierto que "la Navidad aquí se celebra muy para dentro, de una forma más íntima que en otros sitios donde se festeja en la calle, con los vecinos...". El sexo tampoco suele influir en las depresiones de estas fechas, aunque las mujeres suelen llevarlo peor. "Por el rol tradicional que tienen todavía de encargarse de la comida, la limpieza, de tenerlo todo a punto, de los regalos incluso... Cuando te dicen 'es que yo no puedo con la Navidad', en realidad no tiene tanto que ver con la parte emocional como con la parte del trabajo", explica el psicólogo Carlos Álvarez.

Las reuniones familiares, protagonistas de gran parte de las fiestas navideñas, no siempre son agradables para todos por lo que la sensación de agobio e incomodidad dificulta el disfrute de estos días. "Aunque a veces es al revés, ya que las Navidades, al igual que otros acontecimientos familiares, pueden ayudar a aliviar algunos problemas. Es un momento festivo, a lo mejor hemos bebido medio vaso de más, estamos más alegres... y aunque no se hable de los problemas, a veces se dan incluso hasta por resueltos. Pasa también en los entierros, con familias que de no hablarse, con la parte emocional que significa un evento de este tipo, prácticamente arreglan un problema en diez minutos", añade este experto gallego.