Militares de la Brilat de Pontevedra cuidan de la base antártica, a la que arribó recientemente el buque de la Armada BIO-Hespérides con los contingentes encargados de preparar las dos instalaciones españolas de investigación en las islas Livingstone y Decepción. "Como actuación excepcional en la base Gabriel de Castilla, en la isla Decepción", indica el Ministerio de Defensa, los militares instalan "la señal jacobea que marca la distancia hasta Santiago".

La bandera ha sido costeada y donada por la Federación Española de Asociaciones del Camino de Santiago. Tanto ella como el banderín que la acompaña a la Antártida fueron entregados por el presidente de este colectivo jacobeo al comandante del Hespérides y al de la base Gabriel de Castilla en el transcurso de un acto que tuvo lugar en el arsenal militar de Cartagena el pasado 27 de octubre.

Asimismo, les fueron entregados objetos de recuerdo para los componentes de la misión militar e investigadora. "En estos primeros días tras el desembarco", añaden las mismas fuentes, "el contingente de trece militares y tres sismólogos están trabajando duro para que todo esté a punto en la base, la han despejado de nieve y realizan las operaciones necesarias para que esté plenamente operativa en breve para los científicos". Superada esa primera fase, se iza la bandera jacobea y el banderín "para posteriormente descubrir el tótem en el que, apuntando en dirección a Santiago, se refleja la vieira amarilla que simboliza la ruta jacobea y los kilómetros que separan la isla Decepción de Santiago. Con esta iniciativa de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, la Antártida se incorpora a las rutas jacobeas y podrán peregrinar los primeros pingüirinos de la era contemporánea".

Entrenamiento en O Grove

Los participantes realizaron en septiembre un entrenamiento en O Grove, en el que participaron el comandante Alberto Salas, jefe de la campaña y que está destinado desde 2012 en la base de la Brilat en Pontevedra. Como responsable de medio ambiente, le sigue el comandante Pedro Solís, que actualmente presta servicio en Madrid. El sargento primero Diego Núñez, un ourensano desplazado en Valencia, es auxiliar de comunicaciones. El equipo multidisciplinar formado por especialistas en comunicaciones por satélite, mantenimiento, navegación, alimentación, medio ambiente, movilidad en nieve y medicina, se completará con otros 10 efectivos.

Durante su estancia en O Grove los expedicionarios se adiestraron en navegación con lanchas neumáticas y otras condiciones, pero sobre todo en adaptarse a los trajes de especiales de supervivencia enaguas heladas. Como detallaba entonces Alberto Salas Méndez, "con esta vestimenta un náufrago puede mantenerse en situación activa en el Antártico al menos durante unos veinte minutos, y aunque se produce pérdida de calor no es tan fuerte como para que los músculos dejen de responder casi de inmediato".