El aumento de la desigualdad en España durante la crisis es "extraordinario e inédito", aseguran los expertos de Funcas, que lo vinculan al bajo nivel de cobertura en la protección a los desempleados. El pinchazo económico afectó "desproporcionadamente a colectivos vulnerables sin que el Estado social acudiera a su rescate o, al menos, lo hiciera de manera efectiva". Las grandes prestaciones dependen en gran medida de las contribuciones a la Seguridad Social, por lo que el derecho a cobrar está ligado cotizar y la cuantía depende de las aportaciones. El peso de las pensiones no contributivas es bajo, lo que unido a lo anterior, provoca que segmentos amplios de la población con empleos "cortos o intermitentes", o que hayan trabajado en la economía sumergida, estén especialmente expuestos a la desprotección. Los expertos dudan de que el actual sistema de protección pueda responder "a una sociedad con más y mayores necesidades".

Entre todas las causas posibles de mortalidad, Funcas subraya la evolución en una de ellas, la de los suicidios, que "suelen ser la punta del iceberg de un deterioro de la salud mental en segmentos amplios de la población". En todo el país, la cifra absoluta de personas que se quitaron la vida pasó de 3.263 en 2007 a 3.870 en 2013 y la tasa de suicidios escaló de 7,3 a 8,3 por cada 1.000 habitantes. "Mientras que en el periodo precrisis había una tendencia a la baja, en los últimos años esta tendencia se ha invertido", destaca el informe, que pone el acento en "un cambio revelador". El aumento importante entre los hombres de 45 a 65 años, "edades en las que posiblemente se concentren los desempleados de larga duración".

El máximo en Galicia se alcanzó en 2009, el peor año para la economía, con un total de 340 suicidios. En 2013 fueron 333. Se repite el patrón de los hombres de 45 a 65 años. 106 suicidios en 2013, el récord de la estadística y el doble que en 2008.