Hace poco más de tres años, la psicóloga Palmira Ric recibió una de las mayores bofetadas de su vida. A su madre, una mujer vitalista que "apenas veinte días antes había estado disfrutando de sus vacaciones y bailando como la que más en la boda de uno de sus nietos", le detectaron una de las formas más agresivas de tumor cerebral. El diagnóstico fue demoledor. "Era el mes de septiembre y nos dijeron que no llegaría a tomarse el turrón, y así fue", recuerda Palmira, quien reconoce que su amplísima experiencia con pacientes oncológicos y sus familiares -durante veintidós años trabajó como psicóloga de la Junta Provincial de la Asociación Española contra el Cáncer en A Coruña (AECC), un puesto que dejó hace poco más de quince días para trasladarse a Madrid- le ayudó "a saber lo que iba a pasar", aunque admite que ante la enfermedad de una madre, "la profesional queda a un lado, eres solo una hija más". "Después está el criterio de cada persona, dentro de la misma familia. Y la manera de afrontar las cosas. Cada uno tiene unos mecanismos de defensa", reconoce Palmira. "Yo disponía de una información, por casos similares al de mi madre que había visto en consulta, que me permitía anticiparme a lo que iba a pasar, y eso también provocó ciertas tiranteces en el seno de la familia. Como fue todo tan repentino, a veces me decían que era una exagerada, que solo veía lo peor... hasta yo misma llegué a dudar y a preguntarme si estaría viendo la situación mucho más grave de lo que en realidad era...", recuerda esta psicóloga, quien reconoce que, ante una situación tan dramática, "la parte técnica la tienes integrada, pero luego está el encaje con cada miembro de la familia". "Si en algo me pudo ayudar mi profesión es a ver que no todo es blanco o negro. Igual que no hay una forma universal de ser feliz, cuando uno sufre también hay muchos matices", señala Palmira Ric. "Mi experiencia previa también me ayudó a sobrellevar el duelo, a saber que ese dolor tan grande y ese vacío que sientes ante la pérdida de un ser querido va a pasar, y que al final te acostumbras a vivir con la ausencia y el recuerdo de esa persona", añade.