Las principales redes sociales andan preocupadas. Y no es para menos. Ya no crecen como lo hacían antes. Y ahora lo que buscan, en lugar de aumentar su número de usuarios (aunque también), es que los que ya estén no se marchen.

Desde hace un par de años, la penetración de las redes sociales se ha estancado. Por ejemplo, en España, Facebook es utilizada por el 87% de los internautas y se mantiene estable en esa cifra en los últimos ejercicios. Tampoco puede crecer ya mucho más. Twitter también tiene problemas para hacerse más grande y la única que ha crecido a buen ritmo en el último año ha sido Instagram, que es la que posee un mayor margen de mejora.

Por eso, todas las redes sociales, después de la primera fase de gran crecimiento de captación de usuarios, quieren que la siguiente, la de la estabilización, se alargue lo máximo posible, hasta que después llegue la tercera, la del abandono de la plataforma, como le pasó a MySpace o Tuenti.

Esta es la razón de que continuamente estén realizando cambios para que la experiencia del usuario sea la mejor posible. Y todas las redes sociales han llegado a la conclusión de que para mejorar esa experiencia el único camino es modificar la manera en que presentan sus contenidos.

Facebook ya lo viene haciendo desde 2009, con su conocido Edgerank, que es el algoritmo que decide lo que vemos y lo que no en nuestro muro. Twitter lo puso en marcha el pasado mes de febrero (aunque es voluntario) y solo un mes después lo acaba de anunciar Instagram. Las tres suman más de 2.200 millones de usuarios.

Las tres se han puesto de acuerdo (Facebook es la dueña de Instagram) para cambiar su algoritmo y que nuestro timeline o muro deje de ser cronológico y siga un orden basado en la relevancia del contenido.

Instagram, la última en ponerlo en marcha, explica la modificación porque "la gente de promedio se pierde el 70% de las fotos". "Queremos asegurarnos de que el 30% de publicaciones que el usuario ve sea el mejor 30% posible", reconoció el CEO de Instagram, Kevin Systrom, en The New York Times. El objetivo es que la experiencia del usuario sea la mejor posible.

"El orden de las fotos y vídeos se basa en la probabilidad de que usted esté interesado en el contenido, de su relación con la persona que lo ha publicado y el momento de la publicación", asegura Instagram en su blog. Allí también describe la medida que pondrá en marcha en los próximos meses con un ejemplo: "Si tu músico preferido comparte una canción del último concierto, estará ahí, esperando a que te levantes, no importa en qué zona vivas o cuántas cuentas sigas. Y si tu mejor amigo sube una foto con su cachorro, tampoco te los perderás".

Todo parece muy bonito. Pero hay muchos usuarios que reclaman tener el control de su perfil. Si han decidido seguir a, por ejemplo, 1.000 cuentas, y vivir en un caos de información, es su elección.

Tampoco hay que olvidar que la forma de ganar dinero de Facebook e Instagram (Twitter sigue sin encontrar un modelo de negocio claro tras una década de vida) es a través de la publicidad y con su algoritmo penalizan las publicaciones de las empresas que, para conseguir más visibilidad, tienen que pasar por caja.

Mejorar la experiencia del usuario a costa de que el internauta pierda el control de su perfil. Ese es el camino que han tomado las redes sociales más importantes. Veremos cuál es el resultado.