Estamos escuchando y te aseguramos que nada va a cambiar en tu feed en este momento. Prometemos que te avisaremos cuando los cambios se vayan a producir". Con este tuit en su cuenta de Twitter, Instagram se echaba para atrás -de momento- en su intención de modificar el modo en el que muestra las fotos: del orden cronológico (como hasta ahora) se iba a pasar a otro en el que primarían las imágenes que tuviesen más interacciones (me gustas y comentarios). La presión que han realizado los usuarios para que no se produjese el cambio ha surtido efecto. Instagram 0 - Usuarios de Instagram 1. De momento.

A principios de marzo, la red social de fotos que posee 400 millones de usuarios anunciaba que iba cambiar su algoritmo para mostrar en primer lugar aquellas imágenes más relevantes. Su explicación parecía hasta coherente. "La gente de promedio se pierde el 70% de las fotos. Queremos asegurarnos de que el 30% de las publicaciones que el usuario ve sea el mejor 30% posible", aseguraba el responsable de Instagram, Kevin Systrom, a The New York Times.

E ilustraba la necesidad del cambio con un ejemplo bastante razonable. "Si tu músico preferido comparte una canción del último concierto, estará ahí, esperando a que te levantes, no importa en qué zona vivas o cuántas cuentas sigas. Y si tu mejor amigo sube una foto con su cachorro, tampoco te los perderás".

Pero los usuarios no vieron nada coherente ni nada razonable en el cambio. Protestaron como si no hubiese mañana porque con esta modificación sus imágenes ya no iban a recibir tantos me gustas como hasta ahora ya que el algoritmo primaría las cuentas con más seguidores o las más populares. Y las que tenían menos relevancia quedarían relegadas.

Hasta se activó una petición en change.org, que alcanzó las 300.000 firmas, para solicitar que se paralizase la medida. La histeria colectiva llegó cuando los usuarios realizaron una campaña masiva en Instagram en la que pedían a sus seguidores que activasen las notificaciones para que no se perdiesen ninguna de sus fotos.

Finalmente, la red social se ha echado para atrás y de momento mantiene el orden cronológico. De momento, porque no hay que olvidar que Instagram es propiedad de Facebook. Y Facebook, desde 2009, no ofrece el timeline cronológico sino que es un algoritmo el que decide lo que es más relevante para cada usuario.

Los anuncios de cambios tienen estas cosas. Llegan los usuarios, muestran su rechazo y al final las redes sociales tienen que echarse para atrás. Le ha pasado también a Twitter. En febrero también anunció algo parecido al cambio de Instagram y la presión de los tuiteros le llevó a implementarlo, pero de forma voluntaria. Cada usuario decide si lo activa o no. También le pasó con el globo sonda que lanzó con la intención de ampliar de 140 a 10.000 los caracteres que se podrían incluir en un tuit. También se armó una buena y al final la idea la tuvieron que meter en un cajón.

El que mejor lo hace es Facebook. Nunca hay filtraciones de los cambios que va a realizar. Los activa de un día para otro, suele haber las típicas quejas de los usuarios, pero al final se mantienen.

Con el tema del timeline cronológico de Instagram, las quejas y las peticiones masivas de que se activasen las notificaciones se nos ha ido el asunto un poco de las manos. Esta semana leí un tuit de Mauro Fuentes (@fotomaf) que decía: "Truco para que la gente no deje de verte en Instagram: sube fotos buenas y no des la brasa". Pues eso.