Desde que alguien les contó a los asesores de comunicación de los políticos españoles que buena parte del triunfo de Barack Obama en su primer asalto a la Casa Blanca en 2008 se debió al soberbio uso que hizo su equipo de las redes sociales, estas plataformas se han convertido en un nuevo medio de propaganda electoral en España. Y con las elecciones generales a la vuelta de la esquina están funcionando a toda máquina.

Una de las virtudes que tienen las redes sociales (poseen muchas, aunque siempre estemos despotricando de ellas) es que todo se puede medir. Los responsables de T-Cracia han realizado un estudio sobre cómo quedaría el Parlamento español en función del número de seguidores que tienen las cuentas oficiales de los partidos. Según este análisis, de los 350 diputados, 138 serían para la coalición entre Podemos e Izquierda Unida, mientras que el PP se quedaría con 49 y el PSOE con 39. Más rezagados estarían UPyD (18), Esquerra Republicana (16) y Convergencia (13). Los 43 escaños restantes se los repartirían una docena de partidos.

Como curiosidad, en este hipotético parlamento creado con los seguidores de Twitter, una posible coalición Unidos Podemos-PSOE conseguiría la mayoría absoluta al sumar 177 diputados.

Desde hace unos años, todos los partidos miden sus fuerzas en las redes sociales, ya que han comprobado que son una potentísima herramienta de propaganda política, gratuita y de difusión inmediata.

Como todo se puede medir en las redes sociales, no cuesta mucho saber cuál es el candidato con más seguidores en Twitter. En este apartado el gran triunfador es Pablo Iglesias, que suma 1,7 millones. Le sigue Mariano Rajoy con 1,2. Albert Rivera posee la mitad que el presidente en funciones (613.000), mientras que el más rezagado es Pedro Sánchez con 350.000.

Y como en las redes sociales todo se mide, también se puede saber cuántos de sus seguidores en Twitter son fakes o inactivos. Y aquí el peor parado es Mariano Rajoy. Según la herramienta Twitter Audit, hasta el 58% de sus followers (casi 700.000) son falsos. Pablo Iglesias también posee una cifra de fakes muy elevada (540.000 o el 31% del total). En el caso de Pedro Sánchez el 22% son cuentas falsas y en el de Albert Rivera, el 17%. No siempre la cantidad es sinónimo de calidad.

El principal objetivo de la presencia de los candidatos en Twitter es promocionar al máximo su marca personal. De eso nadie tiene duda. Pero, ¿lo consiguen? A medias. Durante el debate a cuatro del pasado lunes se lanzaron 1,8 millones de tuits y Twitter se convirtió en la segunda pantalla a la que había que estar atentos junto a la televisión. Varias encuestas dieron a Pablo Iglesias como ganador del debate, pero sin embargo fue el que menos menciones recibió en Twitter (67.000). No me imagino su móvil si tiene las notificaciones activadas. Por el contrario, el que más menciones tuvo fue Rajoy, con 135.000. Pero una gran parte de ellas fueron negativas. Así que, en este caso, tampoco la cantidad es sinónimo de calidad.

Los partidos tradicionales, según un estudio de la empresa de monitorización Séntesis, salen mejor parados en internet cuando sus líderes no aparecen en tertulias, debates o entrevistas. Sí, mejor parados. Por ejemplo, el volumen de comentarios en las redes sociales sobre Pedro Sánchez disminuye cuando aparece en los medios. Pero el candidato del que más se habla cuando no sale en los medios es Mariano Rajoy. Así que al final va a ser buena su táctica de esconderse de los medios de comunicación.