El Ministerio de Educación negó ayer que la reforma de las pruebas finales de ESO y Bachillerato acordada con las comunidades signifique el final de la Lomce, pero PSOE, Podemos y Ciudadanos y organizaciones de la escuela pública lo celebraron como una victoria y señal de que la ley pierde fuerza.

El secretario de Estado de Educación, FP y Universidades, Marcial Marín, aseguró que no se ha firmado ninguna "hoja de defunción" de la Lomce, pues sigue en marcha la parte ya implantada. Marín admitió, sin embargo, que podrá "modificarse" según las conclusiones de la futura subcomisión parlamentaria del Congreso que debatirá el pacto educativo.

El propio ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, destacó, también ayer, que la sociedad quiere un pacto de Estado por la Educación y España se merece un sistema de enseñanza de calidad que dure quince años.

El ministro y las comunidades acordaron el lunes que la evaluación final de Bachillerato sea muy similar a la anterior selectividad, mientras que las de Primaria y ESO solo tengan que hacerlas una muestra de los alumnos, según decidan las comunidades. En ningún caso, los resultados contarán para obtener los títulos de esos estudios, así que ya no se considerarían "reválidas". De hecho, Educación ha retirado el borrador de orden ministerial con las características de las evaluaciones finales, pendiente de publicación, pues el Consejo de Ministros cambiará la configuración de éstas por medio de un decreto-ley.

Marín subrayó que se consolida y mantiene la "cultura de la evaluación" y que es un derecho del Gobierno conocer cómo se comporta el sistema educativo para aplicar las políticas acertadas.

Por su parte, PSOE, Podemos y Ciudadanos coincidieron en que la reforma de esas evaluaciones es un "éxito" y una "victoria" de la oposición y de la comunidad educativa contra el Gobierno.

El portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando, se felicitó de que el Ejecutivo haya "rectificado, retrocedido y aceptado" las tesis de la mayoría de los grupos parlamentarios y de la comunidad educativa con un "acuerdo histórico", aunque no es suficiente.

El portavoz de Unidos Podemos, Íñigo Errejón, opinó que se trata de una "buena noticia" y una "victoria".

Ciudadanos también calificó de "positivo" el acuerdo entre Educación y las comunidades, según el secretario general del grupo parlamentario, Miguel Gutiérrez.

En nombre del grupo popular, Rafael Hernando confió en que la nueva subcomisión ayude a conseguir "una reforma consensuada que dé estabilidad al sistema educativo" y valoró el esfuerzo del Ministerio y las comunidades.

Entre los sindicatos de profesorado, los cambios en las reválidas son un síntoma de que "el andamiaje de la Lomce pierde consistencia", según José Luis López, de STES.

UGT también valoró la reforma, pero reprochó que no se haya escuchado antes a la comunidad educativa.

CSIF se mostró satisfecho por el acuerdo, reivindicó el pacto educativo y la derogación de los recortes, al tiempo que lamentó que no se haya trabajado en la modificación efectiva de la Lomce desde las elecciones generales de diciembre de 2015.

El presidente de los padres de Ceapa, José Luis Pazos, subrayó que la retirada de las reválidas debería haber sido mucho antes, y advirtió de que las autonomías acaben aplicando las evaluaciones a todo el alumnado.

Llamada a la "desobediencia"

"El acuerdo de ayer es la primera gran derrota del PP y un triunfo histórico del movimiento estudiantil", destacó la secretaria general del Sindicato de Estudiantes, Ana García, quien anunció una campaña para llamar a la "desobediencia" contra cualquier tipo de evaluación.

"La Lomce se cae por su propio peso", opinó el presidente de los estudiantes de Canae, Carles López, quien definió como "chapuza" el trabajo del Ministerio en este asunto.