Su singularidad es su mejor baza, pero también su principal enemigo. Cada vez más especies exóticas viven alejadas de su hábitat, convertidos en mascotas de quienes buscan un original animal de compañía, pero una gran parte no finalizará sus días con su nuevo dueño bien porque adquiere un tamaño que impide tenerlo en casa, porque su mantenimiento era más caro de lo esperado o simplemente porque no cumple las expectativas puestas como mascota. "Si a mediados de la década del 2000 la cifra de abandonos de mascotas exóticas se había estabilizado, desde el inicio de la crisis va en aumento", reconoce el presidente de la Protectora de Animales Exóticos de Galicia (Paexga), Eduardo Rodríguez, quien resalta que abandonar en un bosque o en la calle a este tipo de especies conlleva un doble riesgo: para la supervivencia de los animales y para la fauna autóctona ya que muchas especies una vez se adaptan a su nuevo medio se convierten en invasoras, es decir, contribuyen a la desaparición de otras propias de la comunidad.

Desde Paexga, que abrió sus puertas en 1995, tienen claro que el alto coste de mantener alguna de estas especies está detrás del boom del abandono de estas mascotas con la crisis. "La cuestión económica es muy importante porque tener un perro o un gato es menos costoso que una especie exótica y la gente no es en absoluto consciente cuando lo compra", indica Rodríguez, quien pone un ejemplo de lo que supone llevarse para casa una mascota exótica. "Para tener en óptimas condiciones a un lagarto se precisa una bombilla encendida unas 20 horas al día para lograr que esté a una temperatura media de 28 grados y otra para simular la radiación solar. Eso teniendo en cuenta que la energía eléctrica está cara y que hay que sumarle la alimentación y otras necesidades", indica.

Pero el coste de mantener al animal no es el único factor. Los expertos aseguran que principal error que comenten muchos propietarios de mascotas exóticas es no informarse adecuadamente sobre las características de la especies antes de convertirlas en sus originales animales de compañía y esto les lleva finalmente a querer deshacerse de ellos por múltiples motivos. "Hay quien se cansa de la mascota porque creían que era algo temporal y al final les vive muchos años", indica Sabela Fonseca que desde hace un año está al frente de la iniciativa Exóticos en Adopción, donde facilitan un nuevo hogar a mascotas abandonadas. "Ocurre con los conejos o cobayas que viven muchos años, comienzan los problemas de salud y la gente ya no los quiere. O con las chinchillas, que a la gente les parece muy bonito tenerlas en pareja y después les crían y ya no saben que hacer con ellas", indica esta veterinaria ourensana.

Otros dueños se ven desbordados por las sorpresas que le da su mascota, aunque el animal actúe conforme a su naturaleza. "Los mapaches, por ejemplo, no son como la gente cree ositos de peluche. No son animales malos, pero a los seis meses están en celo y se vuelven agresivos", indica Eduardo Rodríguez, quien pone otro ejemplo en reptiles que crecen más de lo deseado por su comprador. "Muchas veces, en las propias tiendas se aprovechan de la ignorancia de la gente. Alguien viene a por una iguana y le dicen que si solo le da lechuga no crecerá nada. El dueño después se informa de lo que necesita comer el animal y claro, al año ya mide un metro y a los tres, ya llega a dos metros y quieren deshacerse de él", indica el presidente de Paexga, que recuerda cómo tuvo que recoger a una serpiente de 34 kilos y cuatro metros en A Coruña que cuando su dueño la compró tan sólo tenía 50 centímetros.

Y en otras ocasiones, simplemente el exótico animal no cumple con las expectativas como mascota que los integrantes de su nuevo hogar tenían para él. Desde Paexga ponen como ejemplo al petauro del azúcar, un pequeño mamífero presente en Australia o Tasmania. "Los padres lo ven muy bonito para su hijo y cuando llegan a casa se dan cuenta de que es un animal nocturno y que de día apenas interactúa con el pequeño", sostiene Eduardo Rodríguez.

Cuando la situación se hace insostenible y los dueños deciden deshacerse de su mascota se encuentran con problemas. La normativa gallega establece que los ayuntamientos son los encargados de recoger a los animales abandonados o que aparezcan en sus calles y llevarlos a un centro, pero en la práctica la situación se complica. "No existen centros específicos para la recogida de animales exóticos y aunque hay perreras y otros centros que sí los admiten, no tienen las condiciones para mantenerlos", explica Sabela Fonseca. "Lo habitual es que llamen al 112 para alertar de que quieren deshacerse de su animal, éstos les deriven a protectoras de perros o centros como el de Oleiros que en realidad sólo son para fauna autóctona y esto hace que muchos los abandonen en cualquier sitio", añade Eduardo Rodríguez, quien recuerda que no es la primera vez que se ven hurones en montes gallegos e incluso "se detectó una colonia de mapaches en bosques de Rábade".

Los expertos advierten de que dejar en libertad sin control a estas mascotas conlleva varios peligros. Por una parte, muchas se convierten en especies invasoras, es decir, al ser más fuertes que las autóctonas colonizan la zona y acaban con ellas. Un claro ejemplo es la aparentemente inofensiva tortuga de Florida, una de las mascotas estrella durante la infancia. Este animal, que muchas veces termina abandonada en ríos, lagunas o fuentes, tiene una mayor voracidad, fortaleza y capacidad de reproducción que la tortuga autóctona gallega, que ahora se encuentra en peligro de extinción. Lo mismo ocurre con los visones o los hurones que afectan al entorno.

Pero además, la proliferación de la venta ilegal de animales exóticos -especialmente por internet- pone en jaque las garantías sanitarias de algunas de estas mascotas. "Hay animales exóticos que pueden transmitir hasta 40 enfermedades al humano", indican desde Paexga, donde resaltan cómo hace años una chica les entregó un coatí que tenía VIH, "algo que descubrió cuando le mordió y el hospital le comunicaron que podía haber contraído el virus".

Entidades como Paexga o Exóticos en Adopción son una de las alternativas que tienen los dueños de mascotas exóticas que ya no quieran tenerlas en sus domicilios. En ambos casos, las entidades ejercen como intermediarios entre el dueño de la mascota y su nuevo hogar. "Les buscamos casa de acogida de forma temporal hasta que encontramos un particular o un zoológico o granja-escuela que pueda hacerse cargo del animal", indican en Paexga. Lo mismo ocurre en Exóticos en Adopción. "Buscamos hogares adoptivos para los animales o servimos de plataforma a los propietarios para que puedan darlo", indica Sabela Fonseca. Eso sí, el nuevo dueño de la mascota deberá cumplir una serie de requisitos. "Siempre hay gente dispuesta a adoptar pero no todo el mundo sirve. Comprobamos cuanto sabe de la especie, qué instalaciones tiene para el animal y le hacemos una entrevista", indica Fonseca.

Ambos tienen claro que hace falta concienciar a la población. "Debería educarse a los niños en las escuelas en el respeto hacia los animales", indica Rodríguez, quien apuesta como Fonseca por informarse bien antes de dar el paso de adquirir un animal exótico. ¿Qué hay que saber? Cómo se comporta, de qué se alimenta y cómo evoluciona la especie así como el espacio que precisa y si cerca del hogar hay algún veterinario que los atienda. Todo para que la nueva mascota no se convierta en un estorbo en unos meses.