Congelar los óvulos para convertirse en madre en un futuro y así contar con las ventajas y la calidad de unos óvulos jóvenes. Esta es una de las opciones que la ciencia da a las mujeres que tienen claro su deseo de ser madres, pero que al llegar a la treintena ven la maternidad como algo a largo plazo. La vitrificación -un método de congelación ultrarrapido- permite conservar los óvulos con la calidad y el nivel de fertilidad propio de edades más tempranas para ser utilizadas con el paso de los años. Eso sí, los expertos aseguran que para que realmente almacenar estos óvulos sea eficaz, la congelación debe hacerse antes de los 35 años. "Hemos observado una tendencia a la vitrificación de los óvulos a edades cada vez más tardías, casi a los 40 años", indican desde uno de los centros gallegos que ofrece este servicio, Zygos, donde advierten: "No es aconsejable porque se trata ya de óvulos con muy pocas posibilidades de ser fecundados posteriormente ya que a partir de los 35 años se produce un acusado descenso de la calidad y cantidad de óvulos".

Los datos científicos son claros y respaldan esta idea. Si las posibilidades de embarazo mensuales en una mujer sana menor de 35 años con un semen normal son del 20%, en una de 40 años, bajan al 5%. "¿De qué nos sirve intentar un embarazo con 45 años utilizando un óvulo de cuando teníamos 40?", explican en la clínica Zygos, donde instan a la congelación antes de los 35 años.