El otro día cogí el autobús para volver a casa. Dos paradas después subió medio docena de adolescentes. No suelo tener mucho ojo con las edades, pero ninguno llegaba a la mayoría de edad. Se sentaron al final del bus y se pusieron a hablar entre ellos. Todos, menos uno. Estaba wasapeando con otra persona. Pero no escribía en el teclado, mandaba pequeños mensajes de voz. Fue entonces cuando me di cuenta de que teclear ya no se lleva y que hablarle al móvil es lo guay. Y claro, el teléfono no lo tenía pegado a la oreja sino delante de la boca.

Puede que a los que tengamos más años nos resulte extraño hablarle a un teléfono cuando vamos por la calle. Aunque tampoco nos debemos extrañar. Cuando aparecieron los móviles lo único que hacíamos era eso, hablarles. Después dejamos de hacerlo (leí hace poco que entre los 10 primeros usos que le damos al móvil, hablar por teléfono no está entre ellos). Pero ahora, parece que volvemos a los inicios.

Y este cambio de tendencia (de hablar en vez de teclear) llega cuando un servidor le ha cogido el tranquillo a eso de escribir con los dos pulgares (que no es tan fácil como parece, sobre todo cuando tus dedos gordos son eso, un poco gordos). Y hasta he conseguido un ritmo más que aceptable en la velocidad.

Le conté la historia (no la de los dedos gordos sino la de los chavales del bus) a unos de mis amigos, mientras nos tomábamos unas cervezas en el bar del barrio. Y mientras apuraba la primera caña me soltó: ¿Y cómo hacen para consultar los mensajes? ¿Que cómo hacen para consultar los mensajes?, le pregunté. Sí. En una conversación escrita por WhatsApp siempre puedes volver a lo que has escrito aunque haya pasado una semana. Sin son archivos de voz tienes que ir uno por uno hasta encontrar el que buscabas. No tiene sentido, me soltó mientras pedía la segunda ronda. Razón no le falta. En este tiempo no he vuelto a coincidir en el bus con la pandilla de jóvenes así que nos quedamos, por ahora, sin saber su respuesta.

Y no solo cada vez hablamos más al móvil. También hacemos más búsquedas en internet con nuestros smartphones utilizando la voz. Google acaba de decir que un 20% de las búsquedas que se realizan ya son a través de voz y que cada vez el porcentaje es mayor.

Los fabricantes de teléfonos y otros actores tecnológicos también se han dado cuenta de esta tendencia o la han provocado. Y todos ellos ya cuentan con sus respectivos asistentes de voz: Apple con su Siri; Microsoft con su Cortana; Google con su Google Assistant; Amazón con su Alexa?

Hasta hace muy poco utilizarlos era como estar en la prehistoria. Solo atendían a órdenes muy primarias como "busca restaurantes" cercanos a dónde estés o "llama a Silvia" (evidentemente, Silvia tenía que estar en tu agenda de teléfonos). También le podías decir que pusiese una alarma para una determinada hora o que apuntase algo en una nota. Pero poco más.

La siguiente evolución ha sido introducir en todos ellos la inteligencia artificial. Es decir, estos mayordomos virtuales aprenden con las interacciones que tenemos con ellos para ofrecer mejores respuestas cada vez. Estos asistentes virtuales ya han saltado a los hogares (Amazon Echo, Google Home...)

Aquellas películas que veíamos ambientadas en el futuro en las que las personas hablaban con las máquinas y estas respondían de manera lógica ya son una realidad.

Ahora solo hace falta que las máquinas entiendan las peculiaridades y singularidades de la raza humana. Aunque eso va a ser un poco más complicado.