Piensa en grande y conseguirás cosas grandes es la máxima de Teresa Helbig y Ana Locking, que confeccionaron piezas contundentes, con patrones estudiados y costura veterana que plasmaron en trajes aristocráticos y vestidos guerreros en la jornada de ayer en Madrid Fashion Week. La aristocracia es el epicentro de la colección de Teresa Helbig, un pequeño universo en vestidos de encaje de chantilly, delicadas blusas victorianas o pichis de cuadros escoceses rojos. En su trabajo sobresalen puntadas precisas y patrones estudiados, que esta vez también traslada a la sastrería, piezas de carácter. Sobre la pasarela se vio un minivestido de terciopelo azul con cráneos de venado bordados con perlas, un abrigo con plumas de marabú, faldas de tartán con cadenas doradas, un toque punky a prendas ultra femeninas.

Ana Locking también pensó en grande y, con un buen estilismo, subió a la pasarela una serie de prendas imbuidas en una estética guerrillera. "Con esta colección cierro una trilogía que defiende la libertad", dijo la diseñadora. Curiosa resultó la metamorfosis de la camiseta de algodón. "La he alargado, le ha crecido cuello e incluso le he dado la vuelta", explicó Locking, quien se ocupó de ribetear gran parte de faldas y vestidos con pequeños volantes.

El diseñador Hanníbal Laguna, con una amplia clientela en América Latina, sabe muy bien que "cuando en Europa nos abrigamos, allí están en pleno verano", una razón por la que confecciona una colección próxima a la estación que más cercana al calendario, de ahí que fusione en sus estampados flores de invierno y verano. Dibujos pintados a mano para pasar por un proceso de digitalización, que evita que se puedan copiar o piqué de algodón construyeron una colección en la que el largo de los vestidos se recorta por delante para dar protagonismo a los zapatos que también llevan su firma.

Menchén Tomás, que dejó la 080 de Barcelona en pro de la MBFWM, abrió su desfile con un conjunto de blusa y pantalón blanco, piezas que adelantaban un costura conservadora y paciente, mientras que Moisés Nieto presentó una colección inspirada en la estética de David Lynch.

Libertad, sensualidad y calidad fue el lema oficial de Andrés Sarda que subió a la pasarela su particular revolución de lencería con rústicos bustier de rafia, conjuntos de tul y seda o miriñaques de latón dorados con tules y encajes de chantilly.