Cada vez son menos los gallegos que deciden adoptar un niño. La cifra de residentes en Galicia que iniciaron los trámites para una adopción internacional cayó drásticamente (un 73%) en sólo cinco años. Si en 2012 se registraron 199 solicitudes para hacerse con la guarda y custodia de un niño, la cifra bajó a 77 en 2016, según los datos que acaba de publicar la Consellería de Política Social, que revelan que las adopciones nacionales también bajaron aunque no de forma tan drástica: un 26% al pasar de 158 a 118. Desde la Xunta atribuyen el descenso a que, por regla general, la mayoría de quienes buscan adoptar quieren un niño de entre cero y tres años y sano, "un perfil que es minoritario entre los menores que requieren de una medida de protección estable". A ello se suma, según aseguran desde Política Social, que muchos países han endurecido los requisitos para adoptar y priorizan medidas de protección internas.

La adopción internacional es la que ha registrado un mayor descenso. Si entre 2004 y 2006 se superaban con creces las 600 solicitudes anuales para iniciar la adopción de un menor de otro país, desde entonces la caída ha sido constante hasta situarse en las 77 de 2015 y 2016, la cifra más baja desde que la Xunta registra estos datos (el año 2000). Eso sí, la caída no fue igual en las cuatro provincias. Las solicitudes de adopción internacional bajaron un 58% en cinco años en A Coruña, que concentra pese a todo más de la mitad de las registradas en Galicia: 43 el pasado año. Lugo es la provincia en la que hubo un mayor descenso, un 70% al pasar de las 20 solicitudes en 2012 a las seis de 2016. Le sigue Pontevedra -de 62 a 20 (un -67%)- y Ourense: de trece a ocho, un 62,5% menos, según informa la Xunta.

El refuerzo de los controles y del procedimiento en los países de origen está detrás de esta caída de la adopción internacional. "Cada país prioriza sus medidas de protección internas frente a la adopción internacional y establece procedimientos más estrictos", indican desde Política Social, donde reconocen que esto hace que el proceso de adopción "se alargue" y haya menos familias interesadas.

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Cambios en las legislaciones que provocan también movimientos en los países de origen de los niños adoptados por familias gallegas. Si durante el boom de las adopciones tanto en Galicia como a nivel estatal -a mediados de la década del 2000-, China, Etiopía, Colombia y Rusia eran los países de origen de la mayoría de niños que llegaban a un nuevo hogar en España, la situación ha dado un giro de 180 grados. China, de donde en sólo un año llegaron más de 130 niños a Galicia -ocurría en 2005 y 2006-, fue el año pasado el país natal de sólo diez pequeños adoptados por familias gallegas. Lo mismo ocurre con Etiopía: de 104 niños adoptados en Galicia con este país de origen en 2007 a solo cuatro el pasado año. En 2016 se preasignaron solo a 48 menores, de los que trece procedían de Vietnam (en 2010 fueron 79), doce de Hungría y diez de China.

Las adopciones nacionales también batieron el año pasado un récord de mínimos ya que sólo 116 gallegos solicitaron una adopción de este tipo, lo que supone un 26% menos que en 2012 (cuando hubo 158) y la menor cifra desde que existen registros. De nuevo A Coruña concentra más de la mitad de las solicitudes (52, la misma cifra que hace cinco años), seguida de Pontevedra (39, lo que supone un 46% menos), Ourense (donde se pasó de 23 a 17) y Lugo (de diez a ocho). Las solicitudes para adoptar a un menor español han sido más irregulares que las internacionales: la cifra más alta se registró en 2003 (276), pero solo cuatro años después la cifra bajó a 180 para volver a subir en 2011 hasta las 243.

Tanto la Xunta con las entidades que gestionan los trámites atribuyen la caída en las nacionales a que la mayoría de familias quiere un niño menor de tres años y sano, justo el perfil minoritario. "Los menores que precisan ser integrados en familias adoptivas son los de más edad, con necesidades especiales o grupos de hermanos", indican desde la Consellería de Política Social, donde sostienen que todo esto hace que la demora para adoptar se alargue en el tiempo.