Más de 300 millones de afectados en todo el mundo, casi la mitad de ellos sin recibir el tratamiento adecuado y un incremento de la incidencia del 18% entre 2005 y 2015. Estos son los datos que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la depresión y que le han llevado a dedicarle este año el Día Mundial de la Salud que se conmemoró ayer. El objetivo de la OMS es concienciar sobre "el serio problema de salud" que supone esta patología mental para que los países tomen medidas para mejorar la atención a los afectados. "Estas cifras son una llamada de atención a los países para que reconsideren sus enfoques sobre la salud mental y la traten con la urgencia que merece", señaló ayer la directora general de la OMS, Margaret Chan.

Los expertos alertan del riesgo de "banalizar" una patología que en los casos más graves puede llegar a incapacitar al paciente o terminar en suicidio. "Pese a que actualmente está muy banalizada, la depresión provoca angustia mental y afecta a la capacidad de las personas de llevar a cabo hasta las tareas cotidianas más simples, lo que en ocasiones tiene efectos negativos sobre las relaciones con la familia, los amigos o sobre su capacidad para ganarse la vida", indican desde la Federación de Asociaciones de Personas con Enfermedad Mental de Galicia (Feafes). "Si no se intenta solucionar a tiempo, puede cronificarse y llegar a ser una patología incapacitante", señala el presidente de esta entidad, Xosé Ramón Girón.

La OMS le da la razón y alerta de que cuando la depresión es de larga duración e intensidad "de moderada a grave", puede causar "un gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares". Una patología que además puede ser la puerta de entrada para otras. "Existen fuertes vínculos entre la depresión y otros trastornos ya que aumenta el riesgo de problemas de corazón por consumo de sustancias o de otras enfermedades como la diabetes", indican en la OMS, donde subrayan que en el peor de los casos, el paciente con depresión grave puede llegar incluso al suicidio.

A la banalización de esta patología mental se suma en otros casos los falsos mitos y el estigma sobre ella, lo que hacen que casi la mitad de afectados a nivel mundial -según la OMS- no reciban el tratamiento adecuado. "La depresión no es lo mismo que estar triste", indican desde Feafes, donde también resaltan que, a veces, ocurre al revés, hay una excesiva medicalización de situaciones vitales que no deberían ir ligadas a fármacos. "No todos los problemas son sinónimo de enfermedad, existe una sobremedicación para procesos biológicos, que le ocurren a todo el mundo a lo largo de la vida, y que se intentan solucionar con algo químico", explica Girón.

¿Cuándo se habla de depresión? Aunque hay matices según el paciente, la OMS tiene claro algunos requisitos que hay que cumplir. "El trastorno depresivo recurrente es cuando se repiten episodios de depresión en los que el paciente tiene pérdida de interés, hay una reducción de energía que produce una disminución de la actividad y en algunos casos a estos se unen a otros síntomas como ansiedad, sentimiento de culpa, baja autoestima, falta de sueño o problemas de concentración", indican en la web de esta entidad, donde destacan que para hablar de depresión esta sintomatología hay que mantenerla al menos dos semanas. La OMS establece varios grados. "Los pacientes con episodios depresivos leves tendrán dificultades para seguir con sus actividades habituales aunque no las suspenderán completamente", algo que, según indican, sí ocurre en los casos más graves.

Pese a que desde la OMS reconocen que ciertas circunstancias vitales adversas como una muerte, el desempleo o traumatismos psicológicos aumentan el riesgo de caer en una depresión, influyen múltiples factores "sociales, biológicos y psicológicos". Y a la hora de abordar esta patología -que afecta el 5,2% de la población española, unos 2,4 millones de ciudadanos-, desde la OMS se recuerda que los antidepresivos nunca se aconsejan en casos leves y apuestan porque los servicios sanitarios puedan ofrecer terapias y tratamientos psicológicos. Desde Feafes subrayan la importancia de que sólo los casos graves, los que realmente lo necesitan, lleguen a los especialistas para no "sobrecargar un sistema ya de por sí sobrecargado" .