Mientras algunas carreras no consiguen evitar algún pupitre vacío, cuando no muchos, en otras hay lista de espera e incluso los alumnos de 10 se quedan a las puertas. Al final, no todos estudian lo que quieren, sino lo que pueden: es lo que mide la tasa de adecuación. De media, en España, tres de cada cuatro estudiantes consiguen acceder a la titulación que solicitaron en su primera opción, la que desean estudiar, un porcentaje que en Galicia, en general, es similar, pero que cambia cuando se mira la letra pequeña. Porque hay titulaciones a las que la mayor parte del alumnado llega de rebote. Así ocurre en las tres universidades gallegas en un total de 19 carreras en las que más de la mitad de los inscritos está conformado por jóvenes que no se matriculó en ese grado como primera alternativa, es decir, que de haber podido, habría preferido hacer otra cosa y en algún caso espera hacerla cuando pueda.

Sucede, por ejemplo, con Odontología, en Santiago, en la que solo cuatro de cada diez inscritos apostó por aprender a cuidar la salud bucodental de los ciudadanos porque eso era aquello a lo que soñaban dedicarse. Según fuentes académicas, en muchos casos esos alumnos lo que pretendían estudiar era Medicina -donde quienes llegan de rebote el primer año serían 2 alumnos de 360, según los datos difundidos por el Ministerio de Educación sobre este curso-, pero exige calificaciones muy altas (este año, un 12,278, mientras Odontología requirió un 11,850).

La Universidade de Vigo es la que tiene una menor cifra de carreras engrosadas con alumnos que habrían preferido otra alternativa. Solo en cuatro titulaciones el número de rebotados supera al de vocaciones, como en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (donde casi el 57,8% de los inscritos llega tras no ver satisfecha su elección prioritaria) o Ciencias del Mar (donde se hallan en esa situación el 52,31% de los inscritos).

Dos enfermerías (la de Pontevedra y la de Povisa) registran tasas más bajas aún pero como se imparten en todos los campus (y en ocasiones por partida doble, como en Vigo) puede ocurrir que esta misma titulación sea la primera, segunda... opción de un estudiante y que al final elija la que más le conviene o la que pueda. La situación se repite en este grado sanitario en los dos campus de A Coruña y los dos de Santiago.

Esta última es la que suma más grados, nueve, con estudiantes que no tuvieron otra que recurrir al plan B. Ocurre así para el 52,5% de los que empezaron Nutrición y Dietética, el 54% de los que cursan Educación Primaria en Lugo o el 56,2 de los que hacen Pedagogía. En títulos como Óptica son cuatro de cada diez los vocacionales (el 41%), un porcentaje similar al de Química (40,91%). En la clase de primero de Maestro de Educación Infantil de Lugo alcanzan el récord (aparte de Enfermería) los que se conforman con una opción que no era su favorita: suponen casi el 66%, son dos de cada tres.

Pero en Ferrol son más los que se inscribieron en una carrera con la que no soñaban: en Podología menos de un 32% de los que aterrizaron la eligió como preferente. En total, en la Universidade da Coruña (UDC) son seis los estudios con los matriculados más afines en minoría. A las anteriores se suman Química (con el 45,3% de matrícula vocacional), Biología (el 43%) y Terapia ocupacional (40%).

Frente a estas carreras, hay 32 cuyos pupitres están ocupados en más del 90% por jóvenes cuyo primer interés académico coincide con su matrícula. Pero los más privilegiados son los estudiantes anotados en una decena de títulos en los que todos comparten la pasión por la formación que van a recibir. En casi todos los casos son dobles titulaciones, pero se cuela Ingeniería Civil, en Geomática o la Aeroespacial.

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