Unos 80 millones de europeos lucen algún tatuaje en su cuerpo pero, según alertan los dermatólogos, muy pocos son conscientes del riesgo que esta práctica puede suponer para su salud. "No se trata de demonizar los tatuajes, simplemente pedimos que la población sepa a qué riesgos se expone con ellos y creemos que sería adecuado que se exigiese un consentimiento informado del usuario, tal y como ocurre con las operaciones, antes de realizarlo", indicó ayer el doctor Donis Muñoz, especializado en dermatología tatuaje, durante la presentación de la XI edición del Symposium de Dermatología que organiza el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y que reúne hasta hoy a 200 especialistas de todo el país. El auge de esta moda ha provocado, por tanto, un repunte de los pacientes que llegan a consulta con algún problema. "Antes eran una rareza y ahora es algo relativamente frecuente", señala el jefe de Dermatología del Chuac, Eduardo Fonseca.

Alergias, problemas ante la exposición solar o reacciones inflamatorias son los principales problemas que pueden ocasionar los tatuajes y no siempre de forma inmediata. "Pueden surgir a lo largo de toda la vida del tatuaje; al principio o al cabo de diez años", indica Muñoz. Pero además, el lugar del cuerpo que se decore también influirá en determinadas prácticas sanitarias. Desde algunos colectivos médicos advierten que llevar tatuada toda la parte interna de los brazos puede dificultar el realizarse análisis o poner una vía y lo mismo ocurre cuando una persona tiene toda la zona lumbar tatuada: se complica el poder usar anestesia epidural ante un parto o una operación por el riesgo de que al pinchar en la zona entren partículas de la tinta en el organismo.

Las posibles reacciones adversas de un tatuaje dependen en gran medida de la tinta utilizada. "Los tatuajes rojos producen más efectos adversos que los negros, pero se desconoce el por qué", indica Muñoz, quien advierte que es difícil controlar la calidad de la tinta ya que en un mundo globalizado, "cualquier persona puede comprar tintas elaboradas en sitios donde no hay control sanitario". De hecho, lamenta que pese a que España tiene una de las leyes más restrictivas de Europa sobre el uso de tintas de tatuajes, en la práctica no se cumple. "El 80% de tatuadores europeos utilizan tintas no homologadas, de EEUU o Reino Unido, donde no hay el control sanitario que hay aquí", indica Muñoz, quien resalta la tarea casi imposible de detectar qué tipo de tinta se usó y qué componentes tenía cuando un paciente le llega con una reacción adversa a la consulta. "Si le pides el frasco al tatuador no te dará la no homologada", sostiene.

La propia Comisión Europea alertaba hace unas semanas de que las tintas de tatuaje incluyen sustancias que pueden ser dañinas para la salud. Dióxido de titanio, óxido de hierro, carbono o dióxido de alumnio son algunos de los componentes más habituales, incompatibles para los alérgicos a los metales o quienes suelen sufrir problemas de alergia con la bisutería. "Además hay sustancias que desprende la tinta que se sabe que son cancerígenas, pero legales. Es como el tabaco, solo que en los cigarrillos sí se advierte de los riesgos", resaltan los especialistas.

A los problemas que ocasiona la tinta habría que sumar otros riesgos. Médicos recomiendan evitar los tatuajes en personas con patologías como epilepsia o insuficiencia renal ya que cualquier reacción alérgica en ellos sería más grave. Y piden extremar las precauciones en los diabéticos ya que tardan más en cicatrizar cualquier herida y además aconsejan que no se realice el tatuaje en las zonas en las que habitualmente se inyecte la insulina.

Pese al gran número de personas que opta por tatuarse algún símbolo o frase importante para ellos, cada vez son más quienes se arrepienten y pasado un tiempo quieren eliminar esa decoración de su cuerpo. Los médicos advierten de que hacerlo en centros no especializados también conlleva sus riesgos. "Es una técnica compleja que deben realizar sólo dermatólogos con formación para ello, pero la realidad es que muchas franquicias ofrecen aparatos láser para retirar tatuajes y de este modo proliferan los centros low cost", indica el doctor Muñoz. Fonseca advierte que ya pasó con las cabinas de bronceado.