Cada año se diagnostican en España más de 200.000 nuevos casos de cáncer. Seis de cada diez precisan de tratamiento de radioterapia. El pasado 29 de marzo fue una gran día para las personas que padecen esta enfermedad. Ese día, la Fundación Amancio Ortega anunció que iba a donar 320 millones a la Sanidad Pública española para la adquisición de tecnología de vanguardia para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer. Pero no fue un buen día para todos.

Como todo lo que toca el segundo hombre más rico del mundo la decisión ha provocado muestras de admiración y de críticas. Las que más han sorprendido han sido estas últimas, sobre todo porque la donación del fundador de Inditex permitirá adquirir más de 290 equipos de última generación para el tratamiento y diagnóstico del cáncer. Y cualquier ayuda, venga de quien venga para abordar esta enfermedad, debería ser bien recibida.

Y también han sorprendido porque las quejas más contundentes han llegado desde dentro de la Sanidad. La Asociación para la defensa de la Sanidad pública, que forma parte de la mayor federación de usuarios de la Sanidad pública, y que está integrada por médicos enfermeras, auxiliares, administrativos o trabajadores sociales, ha rechazado la donación. Primero fue la delegación de esta asociación en Galicia, en octubre de 2015. Después llegó la del País Vasco y las últimas en sumarse han sido las de Canarias y Aragón.

Amancio Ortega comenzó su campaña de donaciones contra el cáncer el 23 de octubre de 2015. Ese día se anunció que su fundación había donado 17 millones al Servicio Gallego de Salud (Sergas) para financiar la renovación tecnológica de todos los centros de diagnóstico y tratamiento oncológico del sistema público de salud de Galicia.

Un día después, la Asociación Galega para a defensa da Sanidade pública emitió un comunicado en el que criticaba con dureza la aportación. "Esta medida supone una vuelta al siglo pasado donde la ausencia de un sistema nacional de salud, financiado con impuestos, precisaba de la caridad y el altruismo de los más ricos para dotar los centros sanitarios", rezaba el escrito. Y apuntaba al presidente de la Xunta y al dueño de Inditex: "Es inaceptable que el Gobierno de Núñez Feijóo pretenda afrontar la falta de recursos de la sanidad pública recurriendo a la caridad y altruismo empresarial (que se beneficia de las donaciones con importantes rebajas fiscales)".

Las otras tres delegaciones de la Asociación para la defensa de la Sanidad pública (País Vasco, Canarias y Aragón) contrarias al donativo para la lucha contra el cáncer han repetido el mismo mantra: ninguna persona privada debe financiar la Sanidad pública y menos "el mayor accionista de una de las mayores empresas y fortunas personales del Estado que tendría que demostrar no su filantropía sino su obligación de contribuir al erario público de forma proporcional a sus beneficios y en la misma proporción que el resto de los contribuyentes".

Tras el anuncio de la inversión en Galicia, la Fundación Amancio Ortega donó 40 millones en 2016 al Servicio Andaluz de Salud (SAS) para la adquisición de 25 aceleradores lineales, dos equipos de tomografía axial computerizada (TAC) y uno de radioterapia intraoperatoria, así como para financiar la construcción de los búnkeres para albergarlos y sus redes y sistemas de planificación.

Y en marzo de 2017 la fundación comunicó que había alcanzado un acuerdo con los departamentos de salud de todas las comunidades para extender el programa de apoyo a la oncología al resto del Estado. Ninguno de los gobiernos autonómico ha rechazado las aportaciones.

A partir de ese momento, cada poco tiempo llegaba un nuevo anuncio: 47 millones para Cataluña; 18 millones para Castilla y León; 11 para Murcia; 4 para La Rioja; 14 para el País Vasco; 17 para Canarias; 10 para Aragón?

La polémica saltó esta semana cuando la Asociación para la defensa de la Sanidad pública de esta última comunidad rechazó la aportación de Amancio Ortega. La de Galicia ya lo había hecho en octubre de 2015, y las de País Vasco y Canarias, a finales de mayo.

"Nuestra comunidad no tiene que recurrir, aceptar, ni agradecer la generosidad, altruismo o caridad de ninguna persona o entidad. Aspiramos a una adecuada financiación de las necesidades mediante una fiscalidad progresiva que redistribuya recursos priorizando a la sanidad pública", explicó el colectivo aragonés.

Generosidad

Antes, el vasco ya había alertado de que "afortunadamente para la ciudadanía vasca, la comunidad no tiene ninguna necesidad de recurrir, aceptar, ni agradecer la generosidad, altruismo o caridad de ninguna persona o entidad". Y el canario se mostró en los mismos términos.

Días después de conocerse la donación de los 320 millones, Elena Viturro, presidenta de la Junta Provincial de la Asociación Española contra el cáncer en A Coruña, aseguró que "ojalá muchas otras entidades sigan el ejemplo de la Fundación Amancio Ortega" y reconoció estar especialmente satisfecha por el hecho de que "ese gesto tan altruista provenga de un coruñés" y confió en que otros grandes empresarios continúen la senda iniciada por el fundador de Inditex.

Las redes sociales, que últimamente se han convertido en un termómetro, sesgado en algunas ocasiones, de lo que piensa la sociedad, se han dividido entre los que apoyan a la Asociación para la defensa de la Sanidad pública y los que no. Muchos de los argumentos que enarbolan las dos partes pueden ser cuestionados, pero hay uno que no: "Aplauso y ola para toda esta gente que tiene muy claro que ni ellos ni ningún ser querido va a precisar de más y mejores medios técnicos para salvar su vida".