Invierten parte de sus vacaciones en ayudar a los demás y sustituyen los destinos de sol y playa o ciudades monumentales por echar una mano en países en vías de desarrollo de la forma que mejor saben: con su trabajo. Son profesionales sanitarios de A Coruña -pediatras, anestesistas, cirujanos, oftalmólogos o enfermeros- que de la mano de diferentes ONG viajan una o dos veces al año a zonas de Senegal, Palestina, Nicaragua o México con el objetivo de dar asistencia sanitaria a una población para la que acceder al médico es prácticamente imposible el resto del año, llevar material y medicamentos necesarios y formar a los sanitarios locales en nuevas técnicas. Quienes han probado esta experiencia aseguran que se trata de una labor "muy gratificante" y reconocen que "engancha". Por ello, la mayoría suele repetir.

Los proyectos en los que participan varían en función de la ONG y las características del destino elegido, pero todos tienen puntos en común. La mayoría realiza atención asistencial sobre el terreno de forma puntual -una o dos veces al años- cuando se traslada un grupo de sanitarios de diferentes especialidades que, durante una media de 15 días, pasan consulta médica, realizan revisiones a pacientes atendidos otros años o practican operaciones que no se realizan en ese hospital. Pero la aportación de la ONG no finaliza cuando los sanitarios vuelven a su país. "El resto del año estamos en contacto vía móvil o WhatsApp con los sanitarios locales y ellos nos remiten cualquier duda y nosotros les orientamos o si necesitan trasladar a alguien al hospital más cercano se les paga, etc...", indica Pilar Martínez, responsable de la ONG gallega Da Man que desde 2009 cuenta con proyectos de este tipo en Senegal.

"Mantenemos el contacto con los médicos locales todo el año y nos envían fotos de heridas, por ejemplo, para ver cómo se tienen que tratar", añade Lorena Bembibre, médico de Urgencias que colabora con Ecodesarrollo Gaia, también en Senegal.

Las ONG aprovechan los viajes de los cooperantes sanitarios no solo para llevar al terreno el material médico que precisen para su labor -y del que muchas veces carecen las instalaciones sanitarias- sino también para hacer llegar todos los medicamentos posibles así como manuales para los sanitarios locales. Eso sí, los expertos advierten de que no todos los fármacos pueden llevarse en un viaje de este tipo y por ello, instan a los turistas a no intentar ayudar de este modo. "Lo hacen con buena intención, pero muchas veces no sirve para nada", explica Pilar Martínez, quien resalta: "No se pueden llevar fármacos que precisen nevera, ni aquellos que después allí no podrán seguir tomando, por ejemplo, pastillas para la tensión y desde luego no se puede llevar fármacos caducados". "Estamos muy limitados con los fármacos que se pueden llevar porque no todo puede trasladarse y al final vamos con cosas básicas como analgésicos", resalta el anestesista Enrique Rodríguez que colabora con varias ONG, entre ellas Solidaridade Galega, con quien viaja a Nicaragua.

Y más allá de ofrecer asistencia médica, vacunar a la población o realizar operaciones quirúrgicas que allí no suelen realizarse, otra pata fundamental de la labor de estos sanitarios es formar tanto a la población local en la prevención de enfermedades como a los sanitarios autóctonos. Por ello, hay programa específicos de educación en salud -como los de Farmamundi, donde se conciencia a la población sobre los riesgos de una incorrecta asistencia durante el parto, por ejemplo- y se aprovecha las estancias de los sanitarios de ONG para enseñar técnicas nuevas terapias. Todo para que en el futuro la presencia de médicos extranjeros ya no sea necesaria.