María Sueiro lleva casi dos años en Malasia y todavía no le han concedido el visado, tampoco a su compañera Hafiz. Cada tres meses se ven obligadas a salir del país, debido a que se les permite la estancia en Malasia durante hasta tres meses, como un pase de turista. En sus salidas, solo pueden visitar tres o cuatro naciones, afirma Suárez, debido a la situación burocrática de Hafiz. Permanecen allí unos cuatro días, pues su presupuesto es limitado pero una estancia más breve levantaría sospechas; y en días laborables, para simular que son turistas. Viajan con un vuelo falso de vuelta a sus respectivos países, como coartada cuando sufren difíciles interrogatorios para conocer los motivos de la travesía, siempre con el miedo a que no les dejen entrar por no estar reguladas. En caso de que las pillaran, podrían ser penadas con no entrar en Malasia por cinco años. "Todo depende del oficial que te toque en el aeropuerto. Deseas que sea corrupto, lo cual es generalizado, darle cien euros y que te deje marchar", afirma Suárez.