Hacia las 21.30 de la noche del 24 de enero de 1977, pocos meses antes de las primeras elecciones, el abogado coruñés Fuco Antas abandonaba el despacho de la calle madrileña de Atocha donde trabajaba con otros laboralistas, casi todos en la órbita del Partido Comunista. Se cruzó con otros abogados que subían a última hora al despacho y salió a la calle, ignorante de que en el rellano de la escalera se escondían varios pistoleros de extrema derecha. Eran unos días muy tensos, en los que se habían producido muertes durante manifestaciones estudiantiles, oscuros secuestros de militares y estaba en su apogeo una huelga general del transporte que estaba siendo asesorada por los abogados del despacho.

El abogado coruñés se fue a cenar a un restaurante cerca de la calle Atocha con otro abogado y una administrativa, prima de la abogada Cristina Almeida. El despacho se había convertido en aquellos momentos en un ateneo político, "ya que parábamos por la tarde media hora para merendar en una cocina que teníamos en el despacho y solían acercarse importantes figuras del PCE que acababan de llegar a España o de salir de la cárcel como Carrillo, Camacho, Santiago Álvarez o Ignacio Gallego".

Tras la cena, Fuco se fue a dormir a su casa. "Me despertaron unos golpes tremendos en la puerta a las 7 de la mañana. Era mi hermano que había oído la noticia de la matanza en el despacho en la radio por la noche y había tenido que esperar hasta la mañana para hablar conmigo porque el edificio no tenía portero automático. Se había pasado toda la noche recorriendo hospitales para ver si yo estaba muerto o herido", recuerda Antas.

"Yo salí del despacho unos diez minutos antes de que los pistoleros entrasen y, después de juntar a todos los que se encontraban en el despacho empezaran sin más con ráfagas de metralleta...", asegura Fuco Antas, que no es capaz de seguir hablando por la emoción que le embarga al recordar aquellos momentos terribles. "Ese horror es imborrable".

La investigación policial se centró en el entorno de Carrés, un falangista del sindicato vertical de Transportes y "ahí se quedó". "Pero todos sabemos que Carrés formaba parte de un entramado muy importante para cortar el proceso democrático, pero que la investigación llegase entonces hasta donde llegó... no es que no esperásemos más, pero sabíamos que la cuerda iba a romperse en una determinada altura. No sé si algún se sabrá la verdad... quizás cuando no quede con vida ninguno de los implicados... pero será ya una cuestión para los historiadores", señala Fuco Antas, que ha conseguido ver la película de Bardem que recrea los trágicos hechos. "Pensé que iba a ser peor, pero pude verla, me emociono más al hablar de aquello.

En el despacho de Atocha trabajaba también la abogada Manuela Carmena, actual alcaldesa de Madrid, que salvó también milagrosamente la vida como Fuco Antas. Carmena cambió su despacho a última hora a sus compañeros asesinados para que celebraran más tranquilamente una reunión en el piso del número 55 de Atocha, en lugar de en el piso del 49 de la misma calle, donde también tenían sede.