-¿Está implicándose lo suficiente la UE para colaborar en la erradicación de la pobreza en África?

-Ese es uno de los objetivos, desde un punto de vista retórico, del desarrollo del milenio de Naciones Unidas. Pero no hay planes efectivos. Por ejemplo, donde hay más pobreza en Ghana es en una zona árida donde no hay irrigación. Hay que canalizarla, irrigar, electrificar, mecanizar? Con eso sería suficiente para un desarrollo agrario. Hay experiencias que demuestran que es posible.

-¿La implicación europea es necesaria?

-Mucho, pero es insuficiente. Con la crisis se han drenado muchísimos recursos. La nuestra, la española, se ha reducido al mínimo. La ayuda oficial al desarrollo estuvo creciendo desde la década de los 90 hasta la pasada década, pero con la crisis se ha reducido hasta mínimos históricos. El objetivo es alcanzar un 0,7% del PIB y hemos estado en cifras del 0,35 o 0,4%... Ahora estamos en el 0,12 o 0,13%, cifras muy bajas. También en la Unión Europea. Los países nórdicos ayudan mucho más que nosotros en términos relativos, pero en pequeñas cantidades porque son pequeños países.

-En el caso concreto de España se sigue esa misma pauta.

-Sí. Yo confío en que en los próximos presupuestos se eleve y se siga incrementando año tras año, poniendo a África también como un área geográfica prioritaria. Creo que hay que darle mucho más peso al desarrollo de África.

-La pobreza está relacionada con cuestiones que tocan a Europa, como la presión migratoria.

-Sí, está relacionado. Además la presión migratoria se da a través de las personas más valiosas, que son las que tiene capacidad de hacerlo. Supone una descapitalización para los países, aunque se recupera por las remesas.