Un estudio de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) confirma un biomarcador, concretamente el NT-proBNP, para adelantar en el centro de Atención Primaria el diagnóstico de la insuficiencia cardiaca (IC), un síndrome común final de muchas enfermedades cardiacas de larga duración. Establecer el diagnóstico de la IC es importante, ya que el tratamiento puede no solo reducir la mortalidad de los pacientes, sino también retrasar la progresión de la enfermedad. Sin embargo, el diagnóstico suele retrasarse porque sus síntomas, entre ellos, la disnea, la dificultad respiratoria y los edemas, son frecuentes también en patologías como la obesidad, problemas de origen pulmonar, las alteraciones de la circulación venosa en miembros inferiores y la edad.

Disponer de una prueba sencilla para adelantar el pronóstico de este síndrome provocaría que el médico de Atención Primaria ganase en autonomía y en capacidades de gestión de sus pacientes y, además, se reduciría la sobrecarga asistencial sobre las consultas de cardiología. "Lo importante de este biomarcador es la aproximación que hace de su uso, es decir, que un biomarcador que se puede determinar a pie de cama, y con esto me refiero tanto en urgencias como en el centro de salud, puede discriminar si un paciente con disnea tiene insuficiencia cardiaca o la sufre por otra causa", afirma el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Andrés Íñiguez, que ejerce en un hospital gallego.

La principal utilidad del NT-proBNP es su alto valor predictivo negativo, que permite descartar la presencia de insuficiencia cardíaca y reducir la necesidad de ecocardiogramas u otras pruebas para hacer el diagnóstico de IC.

Este biomarcador permite mejorar la capacidad de resolución del médico de Atención Primaria. En un paciente con disnea o edemas y un NT-proBNP normal puede descartarse la presencia de insuficiencia cardíaca y, por tanto, evitar derivaciones innecesarias al cardiólogo u otras pruebas diagnósticas de alto coste directos o indirectos. Los resultados de la investigación, que se llevó a cabo en un total de 15 centros de Atención Primaria de diferentes comunidades, han demostrado que el 60% de las derivaciones del médico de familia al cardiólogo por esta causa son evitables.