Ser farmacéutico es mucho más que dispensar medicamentos. Pese a que una parte de la población asocia a estos profesionales únicamente al mostrador de una botica, lo cierto es que muchos de los 200 alumnos que cada año se gradúan en la facultad de Farmacia de Santiago desarrollarán su carrera sin pisar nunca la trastienda de uno de estos establecimientos. Varios farmacéuticos gallegos, que trabajan en ambulatorios, velan por la seguridad alimentaria o investigan enfermedades explican la múltiples caras que tiene esta profesión e incluso quienes ejercen en una oficina de farmacia reconocen que este trabajo ha dado un giro de 180 grados en los últimos años y ahora se prioriza la educación en salud y formar a la población. Todos ellos coinciden en resaltar "lo completa" que es la carrera de Farmacia, lo que la convierte en una opción "con muchas salidas" ya que sus titulados son "muy versátiles".

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística revelan que Galicia cuenta con 4.983 farmacéuticos colegiados (la mayoría, 4.461, en activo) mientras que, según la Federación de Farmacias de Galicia, solo hay 1.345 boticas. Muchos de ellos, por tanto, ejercen su profesión en otras áreas. Es el caso, por ejemplo, de los farmacéuticos que trabajan en Atención Primaria. Hace unos 20 años que el Sergas cuenta con este tipo de profesionales en los centros de salud. En A Coruña son cuatro -ubicados en la Casa del Mar y los ambulatorios de San José y O Ventorrillo- pero que tienen repartidos todos los centros de salud de la ciudad para prestar cobertura a todos los pacientes.

Ellos se encargan de la homologación sanitaria de recetas, es decir, dar el visto bueno o no a ciertos medicamentos que precisan un informe especial para su dispensación como ocurre con algunos fármacos para el alzhéimer o para trasplantados. "También revisamos los tratamientos de pacientes polimedicados, con más de 15 medicamentos, para garantizar su eficacia y seguridad, atendemos consultas de pacientes y médicos sobre determinados fármacos...", sostiene Marlén Fernández, que trabaja en el centro de salud de O Ventorrillo y que reconoce que en Atención Primaria el farmacéutico desarrolla múltiples tareas. "Atendemos también a los pacientes de otras comunidades que aún llegan con receta en papel, supervisamos el programa de adherencia a tratamientos antipsicóticos, etc...", resalta.

Otro ámbito en el que puede especializarse un titulado en Farmacia es el de los análisis de alimentos o agua para velar por la seguridad de los consumidores. Ese el caso de Dolores Furelos que en 1985 abrió uno de los primeros laboratorios de este tipo en A Coruña y comarca. "Allí atendemos desde a gente que quiere montar sus propias empresas y quiere saber qué trámites y requisitos precisa para que el local cumpla con Sanidad hasta empresas de alimentación a las que periódicamente analizamos productos para ver que cumplen con la legislación, se les calcula la vida útil del producto, si incluye algún componente que no deba tener, el análisis nutricional, etc...", explica Furelos, quien asegura que en su centro también se realizan análisis de aguas que exige el juzgado o análisis clínicos. "Yo estoy encantada con elegir esta rama, me lo paso muy bien aunque también echas muchas horas", indica Furelos.

Y como en gran parte de las carreras del ámbito sanitario, la investigación siempre es una opción. Pero un licenciado en Farmacia no sólo puede centrarse en el desarrollo de nuevos fármacos sino en cualquier otro tipo de investigación, vinculada a esta especialidad. "La formación de la carrera es tan completa (biología, fisiología, química), tan rica que hace que los titulados seamos muy versátiles y multidisciplinares y esto te posiciona en una situación de ventaja para investigar", señala Rodolfo Gómez Bahamonde, que en la actualidad dirige el Grupo de Patología Musculoesquelética del instituto IDIS de Santiago, quien ha investigado sobre el llamado síndrome metabólico y que ahora centra sus estudios en las enfermedades musculoesqueléticas. En concreto, su equipo investiga ahora el desarrollo de prótesis bioactivas, es decir, "prótesis que sean capaces de provocar la regeneración del hueso".

Incluso quienes ejercen en las oficinas de farmacia, reconocen que la profesión ha tenido que reinventarse en los últimos años. "Cada vez más desde las farmacias se tiende a la educación en salud, a prevenir enfermedades y a que la gente esté informada", sostiene Montse Lage, que trabaja en una farmacia de Cambre e imparte charlas informativas a pacientes sobre diferentes temas como colesterol, hipertensión o diabetes. "Está demostrado que cuando entienden lo que tienen, la adherencia al tratamiento es mayor", sostiene esta joven farmacéutica, que tiene claro que desde la botica hay que intentar siempre que el paciente llegue a casa entendiendo bien el tratamiento y cómo debe tomarlo. Para ella otra tarea es ayudar en la prevención de patologías con campañas o iniciativas como la semana de la salud. "Unos días en los que se les mira gratis la tensión, el azúcar, etc...", indica.

Diferentes caras de una misma profesión con un único objetivo: ayudar a a los pacientes.