Separar a un artista de su "personaje" puede ser revelador. Detrás de la gallega Maruja Mallo, icono vanguardista, hay una mujer estudiosa y reflexiva, una "pintora diez" a la que la galería Guillermo de Osma de Madrid quiere "reivindicar" a través de sus bocetos y dibujos en una muestra que se inaugura el próximo jueves. Con estas palabras explica Guillermo de Osma el modo en que su galería se ha propuesto "revisitar la figura de Maruja", una pintora que, apunta, también era "perfeccionista e investigadora" y que, en la privacidad de su estudio, trabajaba con "un rigor impresionante".

Por ese motivo, su producción fue más limitada que la de otros surrealistas, quienes, si bien tenían un imaginario interesante, no contaron con el bagaje teórico ni técnico para crear un universo plástico como el plasmó Mallo (Viveiro, Lugo, 1902-Madrid, 1995). Dentro de ese colorido mundo, según De Osma, "hay dos vertientes: la imagen y lo que permite que la imagen se pueda hacer con la calidad diez". "Porque Maruja es una pintora diez", recalca.

En la exposición que tanto el fundador de la galería como Juan Pérez de Ayala presentan esta semana - Maruja Mallo. Creación y Orden- el hilo conductor será ese "trabajo entre bambalinas", a diferencia de otras muestras que se han abierto en España sobre la artista, incluidas las que esa misma galería preparó en 1992 y en 2002.

El recorrido pictórico que proponen ahora está planteado de un modo muy diferente, ya que, desvela, se centra en una mirada "más académica" que tiene como fin "reivindicar a la Maruja pintora". "Tenía tanta personalidad que es un caso en los que está bien separar el personaje del artista", añade.

Resulta revelador hacerlo porque, detrás de esa joven que entusiasmó al padre del surrealismo, André Bretón, y que fue amiga de otros intelectuales como Pablo Neruda, María Zambrano, Miguel Hernández, Salvador Dalí, Federico García Lorca o Rafael Alberti -con quien mantuvo una relación amorosa- hay una faceta menos conocida. "Ella pintaba dos o tres cuadros al año porque preparaba mucho sus obras y eso es lo que se podrá descubrir a través de sus bocetos y dibujos", señala De Osma.

Para ser más precisos, el viaje al que invitan incluye casi una veintena de bocetos inéditos que guardaba la propia artista y que han sido restaurados para la muestra. Junto a esos trabajos de preparación se exhibirá también una serie de dibujos que no habían sido expuestos hasta el momento. En ambos casos, procedentes de los fondos de la galería, de préstamos de coleccionistas particulares y del propio Archivo documental de Mallo.

No podían quedarse fuera de la exhibición, dice su impulsor, obras tan emblemáticas como Mensaje del mar, Estampa cinemática, Racimo de uvas o Escaparate, que también podrán ser contempladas hasta el cierre (10 de noviembre).

Tan importante es no obviar la minuciosa labor de preparación de la gallega como poner en alza la trayectoria profesional de una mujer rompedora, vivaz y luchadora, a la que Ramón Gómez de la Serna apodó como "la bruja buena".