La moda gallega fue una de las protagonistas de la jornada inaugural de la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid. El ourensano Roberto Verino fue el encargado de cerrar ayer el primer día de desfiles con la presentación de su colección Je'Taime Paris, con la que celebra los 35 años de la marca y homenajea a una ciudad que considera clave en sus inicios en el mundo de la moda.

Verino, que una vez más fue a contracorriente y apostó por presentar la colección otoño-invierno -la que ya está en las tiendas- en lugar de sus diseños para la próxima primavera, subió a la pasarela una serie de prendas atemporales, "clásicos imperecederos", teñidos en colores tan atractivos como el negro, gris y camel, tonos que se salpican con pinceladas rojas y beiges. La lana y los tejidos cálidos presidieron la colección que se presentó en el Palacio de Cibeles.

"Mi intención es vestir a una mujer joven de espíritu sin necesidad de recurrir a un manual de tendencias", dice el modisto gallego, quien apuesta por vestidos gabardinas, faldas envolventes de cortes asimétricos y sastres renovados con delicadas aperturas. En la noche brillan los vestidos de terciopelo y gasa salpicados de lentejuelas junto a esmóquines metalizados, un guiño a Yves Saint Laurent y Christian Dior, "maestros que tanto me influyeron", señala.

Otro de los grandes protagonistas del primer día de la antigua Cibeles fue Palomo Spain en cuyo desfile ofreció un recital de luz y color con propuestas masculinas que rompen moldes, "más digeribles" que en colecciones anteriores. En el Wellington, hotel en el que se visten los toreros, Alejandro Gómez Palomo, más conocido como Palomo Spain, presentó su colección primavera-verano 2018, una serie de prendas más "comprensibles y también digeribles", explicó este modisto cuyos diseños han interesado a artistas de la talla de Beyoncé y Miley Cyrus.

La colección, Hotel Palomo, con 68 salidas, ha propuesto prendas que visten al hombre desde que sale de la cama hasta que se acuesta y así disfrutan vestidos confeccionados con sábanas, vaporosas batas o confortables trajes de felpa níveos. Por primera vez, Palomo Spain trabaja el punto y lo hace en prendas ideadas para el día, para esos chicos que disfrutan la vida viajando de un lado a otro con prendas cómodas como monos con chalecos largos. Los tejidos más fluidos y los estampados con flores de terciopelo y cadenas doradas las utiliza para confeccionar modelos de tarde, en vistosos estilismos que invitan a trasnochar. Los flecos de cristal, las lentejuelas y la pedrería se instalan en la noche, un tiovivo de luz y color que anima a bailar, cantar y saltar. "Es mi colección más ambiciosa", reconoce.

Aunque sueña con ser un modisto reconocido en todo el mundo, en dejar huella en la moda, en ser "maestro" de otros, Palomo Spain se centra en afianzar su marca que hoy en día vende en Nueva York, Los Ángeles, Japón o París. Nadie se quería perder a Palomo, el "nuevo chico mimado de la moda", ni siquiera Lindsay Lohan, que pudo ver el desfile que se convirtió en una divertida fiesta en el que desfiló Rossy de Palma o Samantha Vallejo-Nágera. El colofón del desfile de Spain fue un vestido de novia etéreo de transparencias y plumas y un clamoroso aplauso con vítores y gritos de pasión.

Por su parte, Miguel Becer, al frente de la firma Manémané, defendió una colección joven y moderna que se sustenta en la tradición y en el folclore de su tierra, Cáceres. Para este trabajo, Becer se imaginó el armario de una abuela e hizo el ejercicio de descomponer esas prendas y volverlas a coser con un aire más fresco y actual. El resultado, prendas pegadas a la calle.

Por la mañana, Chromosome Residence, la firma de Rafael Bodgar, un joven de 26 años que está dando un giro a la tradición textil española, apostando por la ropa "sin género" y por prendas que destacan por su "atrevimiento", presentó una colección sin nombre cuajada de prendas asimétricas y versátiles cercanas al surrealismo.

A primera hora de la mañana, la firma Desigual fue la encargada de abrir la nueva edición de la Mercedes Benz Fashion Week. Lo hizo con un evento "experiencial", una propuesta que apoya el talento de jóvenes creadores y que debate sobre los retos de la moda española.

La firma catalana dio una vuelta de tuerca más a la hora de presentar sus propuestas en la semana de la moda madrileña. "Empezamos subiéndonos a la pasarela y luego hemos preferido crear eventos que supongan una experiencia para el espectador, que le lleve a tener una conexión con la marca", explicó ayer el director de Comunicación de Desigual, Daniel Pérez,

En este caso, la firma presentó en El Paracaidista, Un-Dress, un espacio acogedor, lleno de puffs y flanqueado por maniquíes que combinan prendas de Extraordinary, la colección otoño-invierno 2017, con las creaciones de cinco diseñadores españoles emergentes. Una propuesta imaginativa, con un estilismo tan ensamblado con el espíritu de la firma que, a ojos del público, cuesta discernir quién ha diseñado qué. Qué es Desigual y qué no. "Queríamos apoyar el talento joven, con futuro", ha comentado Pérez, y para ello han elegido cinco prendas de cinco modistos.