La abuela de Galicia, Josefa Álvarez Rodríguez, falleció en la madrugada de ayer a los 111 años por causas naturales y tras pasar la jornada del lunes "un poco pachucha", en cama, en la Residencia Nosa Señora do Mundil, Outomuro, en el concello de Cartelle (Ourense). Esta centenaria se hizo célebre en los últimos años por su carácter desenfadado y por entonar La Rianxeira, entre otras canciones tradicionales, en la celebración de sus cumpleaños. A los 108 años aún se atrevía a marcar unos pases de baile, cuando otra persona se lo proponía.

Josefa Álvarez nació en Ramirás (Ourense) en 1906. Tuvo una vida de austeridad y atribuía su longevidad a que no se casó, "porque no quise" -aunque miembros de su familia le recuerdan algún novio- y no tuvo hijos; a su carácter alegre, por lo que sabía sobreponerse a las situaciones adversas, y a que siempre comió de todo, tanto carne como pescado, aunque tenía debilidad por los dulces. Por eso llegó a tener cierta fama de larpeira en la residencia.

La hasta ahora abuela de Galicia se crió en medio de "una gran penuria económica" debido a que su padre era ciego y la familia vivía de la agricultura y del cuidado de una sola vaca. Trabajó mucho para sacar adelante a sus nueve hermanos y atender a su progenitor, también con "muchas necesidades". Empezó a verse mejor a partir del momento de la jubilación, a los 65 años. A los 93 se rompió una cadera, por lo que tuvo que ingresar en la residencia, donde vivió 19 años plenamente integrada.