Los gallegos tienen que esperar de media más de un mes para ser atendidos en el especialista, según los últimos datos publicados por la Consellería de Sanidade. No obstante, una vez que han superado ese tránsito, todavía tienen que armarse de un poco más de paciencia en muchos casos, dado que la hora establecida para su cita a veces tarda en llegar más lo deseado. Así les ocurre a casi un 37% de los gallegos que en el último año acudieron a consultas externas de un hospital para que valorase su problema de salud un especialista. Ese es el porcentaje de quienes tuvieron que aguardar más de una hora en la sala de espera hasta ser atendidos.

En el médico de cabecera, para el que es más sencillo conseguir cita, incluso el mismo día, los gallegos que deben cultivar tolerancia a la impuntualidad hasta esos extremos -más de sesenta minutos de espera- son un porcentaje menor, pero aun así, según datos publicados en el Barómetro sanitario 2016 del Ministerio de Sanidade, suponen el 23,1%, es decir, casi uno de cada cuatro pacientes de los que pasan por atención primaria en el Sergas, cuyos médicos de familia realizan en torno a quince millones de consultas por año (como ocurrió el pasado).

Las cifras de gallegos perjudicados por un desajuste en las agendas de los facultativos no se encuentran en el podio de las más elevadas del país. En el caso de los especialistas, el porcentaje de afectados por esperas de más de 60 minutos es el sexto, superado por Cantabria (38,7 por ciento), Murcia (41,5%), Castilla-La Mancha (46%), Canarias (49,6%) y Asturias, donde más de los citados tienen que vérselas con demoras de ese calibre (el 51,1%).

En el caso de Atención Primaria, la posición gallega es mejor, ya que desciende hasta el noveno puesto en porcentaje de quienes aguardan más de 60 minutos en la sala de espera. En comunidades como Madrid y Canarias son un tercio de los pacientes los que están en esa situación.

Los datos gallegos son mejores que el estatal en el caso de los médicos de cabecera (23 frente a 25%), aunque peores en el especialista (36,7% frente a 30,3%). También han mejorado con respecto a hace dos años, cuando rozaban un 26% los que tenían que ser perseverantes en el ambulatorio y a casi un 40% quienes tenían que hacer lo propio en consultas externas.

El presidente de la Asociación Gallega de Medicina Familiar y Comunitaria, Jesús Sueiro, considera que los desajustes en las agendas se deben en gran medida a que están "mal diseñadas, mal adaptadas al cupo de médico" debido, sobre todo, a la población envejecida, que requiere una atención, dice, más dilatada en el tiempo. Los mayores, explica, tardan más en desgranar sus problemas, que pueden ser varios, necesitan más tiempo para que el facultativo realice una exploración porque no se mueven igual que con 20 años y además este debe cotejar su prescripción si tiene varias dolencias para evitar interacciones no deseadas entre fármacos. En esa línea, apunta que ese factor debe tenerse en cuenta en los cupos. Además, añade, también hay "imponderables", como las urgencias.

En todo caso, una vez que traspasan el umbral de la consulta, los gallegos se declaran satisfechos de la atención recibida. Casi todos los encuestados (95%) aseguran que el médico de cabecera les dio oportunidad de plantear preguntas y preocupaciones y solo Navarra registra un porcentaje superior en este ítem (96). Además, nueve de cada diez califican la atención recibida en el ambulatorio de buena o muy buena (80% en el caso de los especialistas). No obstante, en cuanto a los tiempos, solo un 12% de los usuarios del centro de salud consideró que el que le dedicaron fue totalmente satisfactorio, pero la mitad si se analiza ese aspecto en las consultas hospitalarias.

A pesar de que el acceso a la consulta pueda hacerse de rogar en muchos casos muchas veces los pacientes que ocupan esas agendas se desvanecen y plantan a su facultativo. En total son unos cinco mil cada día y entre especialistas y médicos de cabecera, las inasistencias superaron el año pasado los 1,2 millones.