Nos preocupa llegar a mayores manteniéndonos independientes, sin tener que requerir cuidados de los demás. Para seis de cada diez españoles esa es su principal inquietud respecto a la tercera edad, junto con mantener una buena salud, según indica el estudio Actitudes hacia el envejecimiento realizado por Sanitas con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, que se celebra mañana domingo por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Galicia es una de las siete comunidades más envejecidas de Europa, según datos de la Unión Europea, y la baja tasa de fecundidad (1,1 hijos) agravará el problema en las próximas décadas.

La población mayor gallega supera el 23%, y en provincias como Ourense y Lugo ese porcentaje se eleva por encima del 30%. Como recordó esta semana en una jornada la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX), el envejecimiento demográfico supone un aumento en la tasa de dependencia (número de personas mayores de 85 años por cada 100 personas entre 45 y 65 años, potenciales cuidadoras). "Esto significa que cada vez habrá menos recursos familiares para apoyar a una cifra tan alta de personas mayores", destaca la Sociedade.

El estudio sobre envejecimiento, realizado sobre mil encuestados, destaca que los españoles miran con optimismo su vejez. Ocho de cada diez personas esperan mantenerse activos en la etapa final de su vida y el 64% afirma que la edad no le impedirá disfrutar de la vida de forma plena. Como es lógico, tener buena salud es el aspecto que más señalan para ser felices (85%).

La preocupación por la tercera edad se da también en personas jóvenes. El 12% de los españoles entre 25 y 45 años se cuestiona a diario cómo será su vida durante la vejez; dos de cada diez lo hace varias veces por semana y un 8%, al menos una vez a la semana. Más de la mitad se plantea cuánto dinero necesitará para afrontar esta etapa y casi la mitad (47%) qué ocurrirá si cae enfermo. En el caso de necesitar cuidados y ayuda en el futuro, una de cada cuatro personas afirma no saber quién se ocupará de su atención, pero la mayoría (60%) cree que esa responsabilidad recaerá en su familia.

Otros aspectos que los españoles señalan para ser felices en la vejez son una buena forma física en el 69% de los casos; tener una posición económica desahogada en el 68% y estar cerca de los seres queridos en el 66%.

Junto con el de la dependencia, el de la soledad es otro de los problemas que lleva aparejada la vejez. Los expertos estiman que aumentará durante los próximos años y que influye en el bienestar emocional y en la esperanza de vida. Según aumenta la edad se eleva también la probabilidad de vivir en soledad y con mayor aislamiento de la sociedad y menor participación en la vida del entorno, especialmente entre las mujeres. En España había 4.638.300 hogares unipersonales en 2016. De esta cifra, 1.933.300 (un 41,6%) correspondían a personas de 65 o más años que vivían solas. Y, de ellas, un 70,7% estaban formados por mujeres (1.367.400 hogares).

Los organizadores de la I Jornada Técnica Ciudadanía y Vejez en Galicia, que se celebró el pasado miércoles, matizan que vivir en soledad no significa necesariamente sentirse solo. La Encuesta de Condiciones de Vida de las Personas Mayores 2006 (Imserso-CIS) concluye que un 59% de las personas mayores que viven solas han expresado tener sentimientos de soledad y aislamiento. Hay estudios que señalan las consecuencias que la soledad genera en la salud física y mental de las personas mayores que la padecen.

El doctor brasileño Alexandre Kalache, que dirigió el programa de la OMS sobre envejecimiento durante una década, subrayó esta semana que el cambio del modelo familiar hace que sea más difícil asegurar compañía y cuidados a los ancianos. "Antes eran pocos los mayores y muchas las mujeres que había para cuidarlos", recordó.

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