Entregado al estudio de nuestros caprichosos genes, Miguel Pita (Madrid, 1976), doctor en Genética y Biología Celular, desvela los poderes del ADN que eligen nuestra pareja en un claro reclamo para el mantenimiento de la especie o nos predisponen a ser más o menos agresivos. Esos pequeños tiranos condicionan nuestras vidas, revela Pita en El ADN dictador (Ariel), pero no hay que renunciar a domarlos con buenas dosis de voluntad, educación y un entorno favorable. Eso sí, no seremos Nadal ni Bolt si no nacemos con una superdotación genética específica pero podremos llegar a ser buenos tenistas y buenos atletas. Hombres y mujeres son biológicamente diferentes por culpa del ADN, muy presente también en la opción sexual de cada uno de nosotros, asegura el científico en esta entrevista en exclusiva con Epipress.

-Doctor Pita, ¿está el destino escrito en nuestros genes e importa poco el esfuerzo personal?

-En nuestros genes no está escrito nuestro destino pero sí ciertas aptitudes con las que nos vamos a desarrollar y enfermedades que podemos padecer. En el destino, además de los genes, influyen otros elementos.

-¿Qué pesan más: los genes o esos factores ambientales?

-Depende. Una persona que nazca con una enfermedad predeterminada creerá que los genes marcan más su destino, al igual que si nace con un talento excepcional, pero en las personas normales podemos decir que influyen al 50%.

-¿Hasta qué punto los genes actúan como dictadores de nuestro comportamiento?

-No son dictadores férreos aunque hay variantes genéticas que predisponen a tener actitudes agresivas o colaborativas. Eso no quiere decir que el que nazca con esa variación de agresividad tenga que ser agresivo porque eso se puede controlar con la voluntad, el entorno y la educación.

-¿Cuál es el margen de perfección que nos queda para nuestro esfuerzo?

-Mucho pero habría que analizarlo valorando cada rasgo y cuáles son nuestros objetivos. Si nacemos sin talento para la música será difícil que lleguemos a ser Mozart pero eso no significa que no podamos llegar a ser muy buenos músicos.

-¿En qué nos diferenciamos en tanto que animales culturales del resto de los animales?

-En mucho porque somos los únicos capaces de analizarnos y entendernos, además de tener un sistema nervioso central muy complejo. Hemos sido capaces de poblar la Tierra y de modificar la evolución y la vida para construir una sociedad abstracta y compleja que nos permite olvidarnos que en el fondo no somos más que animales desde el punto de vista genético y evolutivo.

-Doctor Pita, ¿son más aptas las nuevas generaciones que los viejos para manejarse con la informática y las redes sociales?

-Eso es indiscutible, pero no desde una explicación genética o evolutiva. No se ha producido un cambio orgánico en esas nuevas generaciones.

-¿Por qué está usted tan seguro de que llegará un momento en que la vida desaparecerá?

-Porque es una norma de la Física contra la que no vamos a poder luchar. Los sistemas se abastecen de energía y el nuestro funciona por la energía que nos aporta el sol. Cuando esté desaparezca, todo se vendrá abajo.

-¿Qué es el tiempo, ese enemigo implacable que acabará con todo?

-El tiempo es una abstracción, algo que no existe. Todo acabará cuando el sol se expanda y no de sustento a las plantas, a los animales ni a nosotros.

-Hábleme de las trampas que nos tiende el ADN para que la reproducción siga adelante.

-El ADN es una molécula con tendencia a copiarse y por esa inercia busca individuos nuevos y sanos para reproducirse. Este salto de un cuerpo a otro es la reproducción y el ADN se comporta de forma caprichosa para que nos gusten ciertas personas, queramos tener pareja y deseemos tener hijos para mantenerse en la siguiente generación.

-¿Es o no es hereditaria la calvicie?

-Es hereditaria y en ella están involucrados casi 300 genes.

-El homosexual, ¿nace o se hace?

-Este es un asunto complicado y delicado pero los estudios que se tienen evidencian que la homosexualidad, sobre todo masculina, tiene una solida base genética que les hace sentirse atraídos por individuos de su mismo sexo. La homosexualidad femenina no está tan estudiada pero probablemente también tenga la misma base genética.

-¿Por qué comemos más de lo que necesitamos con el riesgo de engordar y de no gustarnos a nosotros mismos y a los demás?

-En nuestro ADN está recogido el instinto de la reproducción y el de la supervivencia que incita al cerebro a comer más de lo que necesitamos porque es lo que se hacía en tiempos de escasez, cuando había que hacer acopio de azúcares y grasas para sobrevivir. El mensaje era: es mejor pasarse que quedarse corto. Ahora sufrimos ese mensaje que hace que el cerebro siempre quiera más pero en una sociedad en la que tenemos todo lo que necesitamos.

-Dice usted que el azúcar es imprescindible, ¿no es suficiente con el que tomamos con la fruta y otros productos naturales?

-Desde luego que sí. Los azúcares refinados no existían antes y siempre se obtenían de la fruta, las pastas, los cereales y las legumbres. Los dulces que nos ofrecen las pastelerías juegan siempre con la avidez del cerebro, son hiperestímulos. En una tarta hay más azúcar que el que podría comer en toda su vida un hombre hace 10.000 años.

-¿Qué me dice de los edulcorantes y de esos productos artificiales desde el punto de vista de la salud?

-Los edulcorantes son un engaño para el cerebro. Creo que hay que huir de los sustituyentes y apostar por el azúcar en dosis pequeñas teniendo en cuenta que el cerebro siempre pide más de lo que necesitamos.

-Dicen que el dictador Kim Jon-un prohíbe que se diga que defeca como los demás mortales. ¿Por qué rechazamos el hipo, los estornudos, el sudor y demás signos mal vistos en nuestra vida social que los animales practican con toda naturalidad?

-Hemos creado una sociedad completamente alejada del entorno natural y se nos ha olvidado que no somos más que un conjunto de células como las plantas o las ratas. Hemos creado unas normas buenas, como las basadas en la higiene, y otras arbitrarias como la de ponernos una corbata.

-¿Qué buscamos en nuestro compañero cuando nos casamos: la belleza o la seguridad para nuestros descendientes?

-Los científicos hemos encontrado ciertos elementos escondidos en ese dictador que es el ADN a la hora de buscar pareja que solo buscan garantizar su éxito en la reproducción, dejar una copia. El ADN siempre nos tiende trampas para buscar una pareja, un socio perfecto con el que tener descendencia.

-¿Por qué el amor es tan fugaz?

-El amor se fundamenta en la necesidad de tener descendencia y cuidarla. El amor más pasional dura entre dos y tres años, y menos mal, porque requiere demasiada energía. En nuestra especie, la tendencia es a tener relaciones estables un poco más largas y eso tiene que ver con las necesidades y atenciones durante la crianza. Somos los únicos animales que necesitamos estar al menos hasta los 10 años con al menos uno de nuestros progenitores y mantener vínculos intensos con la familia al menos durante seis o siete años más.

-¿Surge el amor del lenguaje?

-No, pero ayuda al establecer vínculos abstractos y atar lazos.

-A ver si se atreve con un tema capital, ¿somos iguales los hombres y las mujeres?

-Biológicamente somos diferentes, otra cosa es en el campo de los derechos y oportunidades en los que tenemos que ser iguales. No somos iguales a simple vista y tenemos elementos en nuestra psicología también diferentes que nos distinguen en los instintos más primarios.

-¿Hasta qué punto el ADN nos hace de derechas o de izquierdas?

-Hay ciertos genes que predispone a unos a ser osados mientras que otros tienden a tener más aversión al riesgo. Indirectamente, la gente de voto conservador parece que tiene esa variante de aversión al riesgo mientras que los que optan por partidos más liberales están más dispuestos a la aventura.

-¿Qué significado tiene la presencia de la religión en la vida del hombre?

-Desde el punto de vista evolutivo, la religión ha tenido mucho sentido. Es, para empezar, un consuelo ante la muerte, pues somos los únicos animales que somos conscientes de esa muerte. Además, la religión ha sido una herramienta de control para domar al animal que llevamos dentro. Aparecieron esos seres supremos y transculturales que castigaban con la muerte a los egoístas dejándoles sin descendencia.