El papel se queda obsoleto. Mientras 11.000 alumnos se forman ya con ordenadores, las nuevas unidades didácticas se parecen a videojuegos o permiten aprender viendo la tele, o la tablet o el móvil. Los materiales curriculares de los docentes que piden una licencia de formación a veces obligan a sus protagonistas a improvisar estudios de televisión en casa y convertirse en presentadores. "No es el club de la comedia, pero hay que ser un poco actores", comenta Adela Otero.

Esta docente del IES Fernando Wirtz de A Coruña junto a Xacobo de Toro, del IES Urbano Lugrís, de Malpica, premiado en estas lides, han convencido a 2.700 espectadores (cómputo del canal de YouTube) con sus didácticos vídeos sobre Geología. Son 13 piezas, que beben de los documentales de la BBC, pero más caseras y "en gallego", uno de los objetivos de los dos profesores a la vista de que no había material sobre su asignatura en la lengua de Rosalía, cuenta Otero.

Tras sus rostros sonrientes o a punto de ser devorados por el volcán (milagros que permite el croma) está el serio temario de 4º de ESO de la asignatura de Geoloxía, desgranado en siete amenos minutos. No más, avisa, porque "pierden la atención". Aun así, el trabajo que hay detrás, meses de grabación, edición y montaje, no se lo quita nadie. Sin olvidar que cada fotografía que aparece requiere haber pedido el permiso pertinente a la organización o institución que sea porque otro requisito del material creado en una licencia es su "uso libre".

La pasión de los docentes por su canal llegó al punto, explica, de que se compraron un dron. En los primeros 13 vídeos no lo usaron demasiado pero esperan sacarle más rendimiento si repiten. Su afán por hacer accesible el contenido lo refleja el que tuvieron en cuenta a los daltónicos y ya han subtitulado algún capítulo a lengua de signos y la idea es hacerlo en todos.

Cuestionario

Por si el trabajo de realizar los vídeos no bastaba, los dos docentes han confeccionado 200 preguntas para que sus televidentes puedan demostrar que no solo fue divertido, sino que aprendieron. Para Otero, la utilidad de estos vídeos es doble: porque a los docente les gusta probar cosas nuevas y aparcar "esos apuntes amarillos" y a los estudiantes, que "si pierden el hilo en clase, tienen la lección en casa". "Pueden poner el vídeo 100 veces si quieren", alega. Todo se reduce a intentar "motivarlos", y si hay que ir a YouTube, dice, donde "están ahora los chicos, y ya desde el móvil", pues se va.