Antes de que un medicamento pueda ser autorizado y comercializado, es preciso que pase por varias etapas destinadas a comprobar su seguridad y eficacia. Superada la investigación en el laboratorio y con animales, hay que probar el fármaco en humanos, lo que se hace durante la fase de ensayos clínicos. E incluso después, una vez que ya está a la venta y se utiliza, se puede profundizar en su efectividad, sus efectos adversos o simplemente estudiar cómo afecta a la vida del paciente a través, por ejemplo, de estudios observacionales. En ambas situaciones, esos trabajos, que conllevan el reclutamiento de voluntarios, no se pueden realizar sin el visto bueno de un comité de ética de la investigación y además acaparan la mitad de los asuntos sobre los que dictamina alguno de los que conforman la Rede Galega, formada por el comité autonómico (Caeig) y tres territoriales.

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