Adina Dumitro tomó el relevo de su compañero en la Universidade da Coruña (USC) Ricardo García Mira en la coordinación del proyecto europeo Glamurs, que contó con 5 millones de financiación de la Comisión Europea. Alerta de que el actual ritmo de consumo de recursos supera los límites tolerables. A nivel individual apuesta por reducir el consumo de carne e incrementar el de los productos locales, y a las administraciones les reclama medidas para favorecer una movilidad no contaminante.

-La huella ecológica en Galicia es inferior a la de la economías más desarrolladas, pero el triple que la media global. ¿A qué nivel habría que aspirar?

-La huella ecológica no debería superar los límites planetarios, que es la capacidad del planeta para tolerar las emisiones y el uso de agua y tierra de forma que permita la supervivencia de la población en límites decentes. España necesitaría el doble de los recursos que tiene para estar en los límites planetarios. Hay quién dice que se debería establecer un límite de toneladas per cápita, desde una per cápita, hasta dos o tres. El problema es que Europa está muy por encima de lo tolerable.

-¿Qué medidas se pueden tomar desde Galicia para reducir este impacto?

-Se puede hacer mucho en alimentación, en la transformación de la dieta hacia el consumo de productos locales y de temporada. Y hay que procurar consumir menos carne. Galicia tiene un consumo grande de carne y lácteos. Toda la producción cárnica, sobre todo de ternera, y de lácteos genera muchas emisiones y requiere de mucho territorio.

-En el estudio dicen que es también una cuestión de socialiación y de estatus.

-Eso es muy relevante en Galicia. Las normas sociales son muy importantes. Mucha gente considera que si no come carne es casi como no comer. En Bélgica hace poco se fijó un día vegetariano. Son medidas que permiten cambiar el concepto de normalidad.

-Será difícil porque está muy interiorizado.

-Se requiere un cambio de mentalidad. No sería factible que todo el mundo fuese vegetariano, pero sí cambiar la perspectiva. Pasar de pensar que se debe consumir cada día de la semana a que se coma menos pero de calidad, de proximidad y que se produzca sin patrones intensivos. Es difícil pero cosas más difíciles se han visto, como la extensión en el uso del cinturón. Con ciertas campañas bien encaminadas se consiguen esos cambios.

-¿Qué nivel de conciencia ecológica existe en la comunidad?

-Hay áreas en las que la población sí que se ha hecho muy consciente. Por ejemplo, el reciclaje o el cambio climático. Pero muchas veces eso no se traduce en cambios de estilos de vida. El conocimiento por sí solo no lleva al cambio de comportamiento. El ser humano tiene capacidad limitada para gestionar la información. Si cada vez que tenemos que comprar algo tenemos que tener en cuenta mil cosas no lo vamos a hacer. Los productos tienen que tener etiquetas claras sobre su sostenibilidad. Y desde los poderes públicos se debe facilitar el comportamiento ambiental, como en la movilidad, desde infraestructuras seguras para bicis hasta transporte público que permita reemplazar el coche.