"No quiero volver más al ginecólogo a pedir la píldora y que me pregunte para qué la quiero". Irene, de 33 años, habla abiertamente de su sexualidad y de su derecho a poder vivirla como cualquier otra chica de su edad. Esta joven, a quien un accidente de tráfico obliga, desde hace cinco años, a desplazarse en silla de ruedas, reivindica su derecho al placer, a quedarse embarazada y a formar una familia. "Mucha gente todavía cree que las personas con discapacidad somos seres asexuados, sobre todo las mujeres. Están muy equivocados. Tenemos las mismas necesidades y los mismos deseos que el resto, y también podemos llevar una vida sexual plena", subraya. A Susana, de 29 años y con una enfermedad mental, le agobia la sobreprotección de sus padres. "No les gusta que salga con mis amigas por la noche ni que me relacione con chicos. Siento que me tratan como si fuera una niña pequeña", señala. Algo parecido le ocurre a Daniel, de apenas 20 años y con una discapacidad psíquica leve. "Me gusta mucho una chica, nunca había sentido algo así. El otro día nos besamos, pero cuando se lo comenté a mi madre me sentí muy incómodo, se pudo nerviosa y me dijo que no lo volviera a hacer. Sé que piensa que lo hace por mi bien, pero me gustaría ser yo quien lleve las riendas de mi vida", recalca.

Estos tres testimonios no son la una excepción. Pese a que el ser humano es sexuado desde que nace hasta que muere, basta con asociar sexualidad con discapacidad para que afloren incontables mitos y prejuicios que, en demasiadas ocasiones, excluyen a las personas con alguna limitación física o intelectual de un mundo del que también son parte. Para romper con esas barreras y arrojar luz sobre esta cuestión, la Confederación Galega de Persoas con Discapacidade (Cogami), en colaboración con la Asociación de Mulleres con Discapacidade de Galicia (Acadar), puso en marcha este año Dedaleira, una iniciativa pionera a nivel estatal, de atención y promoción de la autonomía afectivo-sexual, pero también de detección de delitos contra la identidad sexual, de personas con discapacidad.

"Por el mero hecho de ser una persona con discapacidad hay una serie de prejuicios y creencias irracionales de que no pueden vivir la sexualidad con total libertad. Esa manera de ponerles una etiqueta socialmente y de infantilizar, en muchos casos, al colectivo, también es una forma de violencia", apunta la coordinadora del área de trabajo social de Cogami, Juani Tubío, quien subraya que el objetivo principal de Dedaleira es "dar respuesta, desde un enfoque autónomo, profesional y científico, a las consultas sobre las relaciones afectivo-sexuales planteadas por personas con alguna diversidad funcional, pero también por sus familias o por profesionales que trabajan en el ámbito de la discapacidad". "Es un iniciativa única en España. Investigamos para conocer experiencias que sirvieran de modelo y no encontramos ninguna, ni pública ni privada; las más parecidas están enfocadas a menores o a personas con discapacidad intelectual. Además, en talleres que realizamos previamente descubrimos que el 80% de las mujeres participantes habían vivido situaciones de violencia o acoso sexual en la infancia o incluso en la actualidad. Con Dedaleira se pretende evitar estas situaciones y, en caso de haberlas, corregirlas. Y también comprobamos que era necesario asesorar, y trabajar la sexualidad como un área más y en personas sin límite de edad", recalca.

En sus primeros nueve meses en funcionamiento, este servicio -financiado por la Obra Social laCaixa- ayudó a más de 270 personas. "El equipo de profesionales que desarrolla Dedaleira recibió una treintena de consultas llegadas tanto por correo electrónico, como por teléfono o de manera presencial. Las temáticas, muy diversas, van desde el manejo psicológico de la vivencia de situaciones de violencia sexual durante la infancia y la adolescencia, hasta cómo establecer límites afectivo-sexuales -"saber decir, por ejemplo, 'no quiero que me toques porque eso me provoca malestar'", ejemplifica Tubío-, o cómo conocer las potencialidades sexuales o los productos de apoyo (copas menstruales, anticonceptivos, etc...), entre otras.

El equipo de Dedaleira atendió un total de 20 casos en las cuatro provincia gallegas, y también asesoró, en el mismo periodo, a una decena de profesionales del campo social -educadores sociales, psicólogos, trabajadores sociales, etc...- sobre cómo actuar en situaciones que se les presentaban en sus propios centros de trabajo y también como demandantes de formación específica sobre este temática. "Como muchas de las temáticas de las consultas estaban relacionadas, vimos la necesidad de colgar en la página web www.dedaleira.gal un apartado de Preguntas Frecuentes (FAQS), donde se pueden acceder a manuales de consulta, protocolos de actuación, publicaciones, y encontrar respuestas a cuestiones sobre abusos, delitos sexuales o filmografía, entre otros temas", concluye Tubío.