Para Daniel Rey, geólogo, catedrático de Estratigrafía y coordinador del Grupo de Geología Marina y Ambiental (Geoma), los datos de Organización Mundial de la Meteorología (OMM) tienen una lectura positiva y otra negativa. La positiva es que parecen indicar que la producción de CO2 de origen industrial se ha estancado el último año. "De nuevo estamos en las 400 partes por millón de concentración de CO2, pero ha habido causas de origen natural que han hecho que haya fluctuaciones", explica. Y es que la acción antropogénica no es la única fuente del aumento de niveles de CO2 en la atmósfera. "A una de las cosas a que lo achaca la OMM es a los fenómenos de La Niña y El Niño, que en la fase en la que estamos en estos momentos, incrementaría la respiración del fitoplancton o algún efecto relacionado con la productividad marina incrementaría el CO2 atmosférico de forma natural", explica. La lectura más negativa constata algo sobre lo que los expertos llevan advirtiendo desde hace tiempo: que el cambio climático ha echado andar y que ahora todo de si se le da impulso o se trabaja para que vaya aminorando. "Aunque cesásemos la producción de gases invernadero completamente, la atmósfera y el clima tienen unas dinámicas cuyos tiempos de respuesta no se producen inmediatamente. Reducir los niveles sería una gran noticia, pero no es garantía de conseguir nuestros objetivos", expone.