De los creadores del internet de las cosas (IoT, de sus siglas en inglés) llega el "internet de los juguetes", un sector en alza. Los aparatos tecnológicos se cuelan alegremente en las cartas a los Reyes Magos. A las tabletas y consolas se suman los robots educativos, los drones y las mascotas y muñecos interactivos. Todos ellos son juegos conectados a la Red tan hackeables como las criticadas televisiones inteligentes o cámaras de seguridad.

La muñeca My friend Cayla encendió la polémica las pasadas Navidades en Estados Unidos. Cayla era capaz de hablar con los niños, conectada a una aplicación en el móvil, pero terminó bautizada como la "muñeca espía". Se cerraron para ella las puertas de muchos hogares aunque, más allá de esta muñeca rubia, existen muchos otros juguetes que necesitan de una conexión wifi o bluetooth para su funcionamiento. Están conectados, pero no siempre cuentan con los filtros de seguridad necesarios para evitar un hackeo. La organización de consumidores británica Which? alertó el mes pasado de "agujeros de seguridad" en los muñecos Furby Connect, el robot I-Que o los peluches Toy-fi Teddy y CloudPets. El peligro de estos juguetes radica en que cualquier persona, con los conocimientos técnicos adecuados, podría espiar o comunicarse con el menor a través de ellos. Las compañías acusadas reaccionaron a esta denuncia negando la mayor: "Cumplimos con la normativa europea de ciberseguridad", aseveraron en sus comunicados.

Los relojes inteligentes para niños también se encuentran en la lista negra estas Navidades. El Consejo Noruego del Consumidor ha publicado un informe advirtiendo sobre los peligros de los relojes conectados para la seguridad de los pequeños. Alemania, por su parte, prohibió su venta el mes pasado y recomendó su destrucción. Según la Agencia Federal Alemana de Internet, los padres utilizaban los smartwatches infantiles para espiar a sus hijos en el colegio e incluso grabar conversaciones, algo prohibido en el país, tal como asegura la agencia. El control parental es, sin embargo, la baza de las compañías tecnológicas para acercar la tecnología a los más pequeños. Es el caso del último lanzamiento de Facebook: Messenger Kids, un chat para niños de 6 a 12 años controlado por sus padres. Una propuesta similar a la de Google con YouTube Kids.

El chat para niños de Facebook, disponible desde esta semana en Estados Unidos, no requiere tener una cuenta en la red social porque sería ilegal (la edad mínima para crear un perfil es de 14 años en España y 13 años en Estados Unidos). Son los padres quienes deben facilitar a sus hijos acceso a la plataforma y controlar su agenda de amigos y conversaciones. La polémica está servida. Hay quienes ven en el servicio una maniobra para que los niños se enganchen antes a las redes sociales. Facebook, por su parte, asegura que la plataforma está pensada para paliar el bullying y evitar que los niños accedan a contenido para adultos. "Muchos niños de 6 y 7 años tienen sus propios dispositivos para conectarse a internet; al menos con Messenger Kids los padres pueden tener un control sobre ellos", apunta Antigone Davis, la responsable legal de Facebook.