En estas fechas se multiplican las celebraciones ante mesas repletas de comida y bebida, siendo muy difícil resistirse a las copas de vino, turrón, bombones, jamón, etc., aunque debamos y/o queramos controlar nuestro peso y cuidar nuestra salud. Nos dejamos llevar por esas deliciosas tentaciones, y no es necesario renunciar a ello, pero podemos hacerlo sin afectar seriamente a nuestra dieta habitual.

No tengas miedo al aumento de peso que sufrirás después de tanta celebración y déjate llevar sin controlarlo todo. Te proponemos unos sencillos consejos que te permitirán disfrutarlas sin sufrir demasiado las consecuencias cuando te decidas a subirte a una báscula:

-Cocina con poca sal.

-Reduce el azúcar y usa poco edulcorante.

-Controla la cantidad de aceite (un máximo de 2 cucharadas diarias).

-No olvides hidratarte. Se recomienda beber dos litros al día en forma de agua, infusiones o zumos naturales para mejorar el funcionamiento de tus órganos internos.

-Opta por cocinar en el horno, a la plancha o al vapor, evitando freír los alimentos.

-Incluye un yogur natural al día, pues aporta calcio que mejora el estado de los huesos.

-Aumenta el consumo de pescado y reduce el de la carne roja. Los alimentos ricos en proteínas (huevos, carne, pescado, etc.) mejor para la cena.

-Come frutas, verduras y hortalizas de temporada, ricas en agua, vitaminas y fibra, que las hace agradables, fácilmente digeribles y saciantes al mediodía.

-No excluyas ningún alimento (legumbres, pasta, etc.), pues todos son necesarios.

-Procura comer pequeñas raciones cinco veces al día y no te saltes ninguna comida para evitar el almacenamiento de grasa.

-Mastica despacio y bien los alimentos, pues favorece la digestión y aumenta la sensación de saciedad, reduciendo la ingesta.

-Levántate de la mesa con la sensación de poder comer algo más.

-Haz la compra en el supermercado sin tener hambre y con una lista bien pensada.

-Evita el sedentarismo. El ejercicio favorece la pérdida de peso y la producción de endorfinas; simplemente hacer la cama o bajar y subir escaleras te mantiene en forma.

-Duerme adecuadamente y mantén, en lo posible, un horario.

Hay personas que tienen problemas concretos que deben consultar con el médico que les trata. De manera general, se recomienda que:

-Si estás a dieta para adelgazar debes seguir las pautas establecidas por tu nutricionista y, en momentos puntuales y bajo su prescripción, elegir un menú con un único tipo de alimento en cada ingesta. Procura beber más y aumenta el ejercicio físico para quemar el exceso de calorías ingeridas.

-Si eres diabético evita los hidratos de carbono durante la comida. No tomes pan, patatas ni pasta, pero sí proteínas (carne, pescado, etc.) o vegetales. De postre puedes comer un trozo pequeño de turrón como todo el mundo y no abuses de los especiales para diabéticos porque llevan otros aditivos.

-Si eres celíaco continúa con tu alimentación habitual, sin cometer excesos que puedan perjudicarte. Elige productos sin gluten como cualquier otro día del año. Encontrarás de todo especialmente adaptado a este colectivo cada vez más numeroso.

-Si vas a conducir limita el consumo de alcohol y, si notas que te ha sentado mal, espera a que te pase antes de coger el coche, pues es muy peligroso conducir en ese estado. Nunca sobrepases las tasas de alcoholemia permitidas.

-Si sigues un tratamiento farmacológico debes conocer y evitar las interacciones de los principios activos con lo que vas a consumir. Por ejemplo, el alcohol es incompatible con los ansiolíticos o los antidepresivos, por lo que no debes mezclarlos (ni dejar de tomarlos para poder beber). Consulta con tu médico o tu farmacéutico y mantén las pautas sin olvidar que tienes que tomar la medicación, pues no se debe obviar en ningún momento, ni siquiera durante las fiestas.

Especial atención merecen dos colectivos: los niños y los ancianos. Los niños porque se descontrolan al cambiar sus horarios de sueño y comida. Debemos mantenerles una dieta equilibrada aprovechando que están en casa para que coman lo que no suelen tomar. Los ancianos sanos pueden comer de todo, pero debemos procurar que mantengan sus horarios y pautas, hidratarles adecuadamente y cumplir sus caprichos dulces. Los que siguen un tratamiento deben mantenerlo, salvo indicación contraria del médico.