Carlos Tourón es el dueño del estanco de la calle Eduardo Pondal. En cuatro años al frente nunca antes había vendido Lotería pero en este 2017 debutó y no lo podría haber hecho con mejor suerte. Este establecimiento vendió 80 boletos premiados con 125.000 euros cada uno. Ocho series completas de las que los dueños tan solo se quedaron con un único boleto a compartir entre los tres trabajadores del local. El premio todavía podría haber sido mayor, pero dos planchas completas (20 décimos) se marcharon de vuelta tras no ser vendidas.

El motivo de qué hacían en Pontevedra 100 décimos de una administración santanderina responde a un único motivo; la amistad. "A un amigo nuestro lo echaron de su empresa y con su hermano cogió la administración de lotería número 1 en Santander, La Anjana. Por hacerle un favor fue el único número que trabajamos. Y mira, tocó el segundo premio" comenta un ilusionado Tourón. La lástima para Tourón y su entorno fue no haber confiado más en lo que tenían entre manos. Pues además de repartir millones entre los clientes también habrían recibido una buena parte. "Nos quedamos con uno para jugar los tres. Es que esto es como todo, si supieras que toca, te quedabas con todos, pero eso nunca se sabe", lamenta.

El mayor orgullo es que el premio ha quedado muy repartido: "No vino una empresa a pedirnos muchos. Fueron todos clientes de la calle o del barrio, gente que viene a comprar todos los días. Con la broma del 'no te vaya a tocar y a mí no', vas vendiendo de uno en uno".

"En el estanco calculan que, con la retención de Hacienda, cada agraciado podrá disfrutar de poco menos de 100.000 euros cuando hagan efectivo el cobro del premio. Tourón afirma que los compradores son "gente trabajadora, gente en paro (el estanco está muy cerca de las oficinas de empleo), gente de siempre, es la leche. Me quedo más contento por esa gente que porque nos tocase algo a nosotros".

Muchos clientes se acercaron por la mañana hasta el estanco, todavía incrédulos para confirmar que, efectivamente, eran 125.000 euros más afortunados en el día de ayer. "Ha habido de todo. Alguno decía que iba a seguir trabajando igual, que hasta que no fuese al banco a comprobarlo no se fiaba" comenta Tourón entre risas.

Y es que desde Santander no pudieron tener mejor ojo. El número 51244, que también se vendió allí, que enviaron desde la administración cántabra fue escogido por puro azar por el amigo de Tourón, Marcos Arrabal. A partir de ahora en el estanco se replantearán seriamente continuar repartiendo suerte cada Navidad. De momento, para el sorteo del Niño, ayer vendieron todo lo que tenían. Hasta entonces no habían vendido ni un décimo.