El segundo premio cayó en todas las comunidades autónomas menos Asturias. El número 51244, dotado con 1.250.000 euros a la serie, fue vendido en administraciones de Galicia, Cantabria, País Vasco, Canarias, Castilla La Mancha, Baleares, Cataluña, Madrid, Valencia, Castilla y León, Extremadura, Andalucía, Murcia, Navarra y Aragón.

La administración número 1 de Santander fue el epicentro de una lluvia de millones que recorrió toda Cantabria y buena parte de España. El responsable de la administración, Marcos Arrabal, eufórico y entre botellas de champán, estimaba que había repartido 130 series.

Al menos una familia de Torrelavega tenía diez décimos, repartidos por un joven vecino, Antonio Díaz, que se había casado este mismo año. "Me daré un gran viaje con mi mujer", dijo.

Uno de los grandes bocados de este segundo premio se fue para la peña taurina Félix Rodríguez de Santander que repartió unas 60 series de este 51244, lo que supone casi 75 millones de euros, en papeletas de cinco y diez euros la mayoría. Ochenta y dos socios tiene la peña, la mayoría de ellos son hoy un poco más ricos que ayer. A la peña ya le había tocado un segundo premio a finales de los 90.

El décimo roto

Un vecino de Alburquerque (Badajoz) rompió un décimo del 51244 por confusión, adquirió otro con el mismo número por terminal y la suerte le sonrió con 125.000 euros. Raúl González León, que había adquirido el número en Santander, se quedó sin décimo porque su hermano Vicente lo rompió confundiéndolo con un cupón de la ONCE. Por si acaso, logró adquirir un nuevo número. ¿Podrán cobrar el billete que se fue a la basura?

La suerte también viajó hasta Vizcaya, a Getxo, donde el segundo premio repartió 25 millones entre los trabajadores de una consultoría informática. Otro talismán, la conocida La Bruixa d'Or de Sort, repartió el 51244, y lo mismo sucedió con la emblemática Doña Manolita, en Madrid, que vendió dos series de ese segundo premio, un total de 2,5 millones de euros.

El 51244 encontró cobijo también en Sevilla y en la localidad de Dos Hermanas. En ambas administraciones se trató de ventas por máquina por lo que se desconoce el número exacto de décimos vendidos.

Fiestón 'interruptus'

En Tarragona una administración organizó un fiestón creyendo que había vendido 21 décimos del segundo premio. Al final se supo que era un error y que el premio se reducía a un solo décimo. "La delegación ha confundido nuestro número de administración, el 21, con los décimos", lamentó la lotera.

En San Pedro de Pinatar, Murcia, lugar de descanso de asturianos, se organizó una arrozada a las puertas mismas de las loterías Perolo, la administración que repartió la suerte.