La ayudante de cocina de una guardería de la comunidad de Madrid tenía bien claro a qué número de la lotería iba a jugar. Iba a ser el del nacimiento de su hija que vino al mundo un siete de noviembre de 1998, lo que traducido al lenguaje numérico del sorteo se correspondía con el 71198. Lo llevaba apuntado en una libreta para recordarlo bien. Es decir, con el Gordo.

La agraciada, de nombre Ana Belén, había abandonado unos segundos la cocina en la que trabaja cuando los niños de San Ildefonso cantaron la fecha de nacimiento de su hija. Cuando volvió a su puesto la sorpresa fue mayúscula. Una compañera fue la que le avisó de que había salido el número que con tanto mimo había apuntado en el cuaderno. Su primera reacción fue de incredulidad. "¡No puede ser!", exclamó al recibir la noticia que, según reconoció, la dejó "a cuadros".

Al contarle a su hija que tenía un décimo del Gordo de Navidad, ésta, al principio, "no se lo creía" y pensaba que la estaba engañando, pero, luego, se convenció de que era cierto.