El astrónomo y astrofísico Francisco A. Violat, que ejerció durante varios años en el Observatorio Astronómico de Forcarei y que compagina su labor científica con la de escritor de novelas, es un ejemplo de diagnóstico tardío. "Fue casi de carambola, tras dar una charla en la que me dijeron que por la forma de mirar, de hablar, de cómo me gustaba el tema que abordaba, etc€ podía tener síndrome de Asperger y me diagnosticaron con 47 años", dice este científico, quien explica cómo hasta entonces había llevado una vida totalmente normal. "De pequeño igual era un pelín rarillo, un excéntrico. Si igual había un cumpleaños yo estaba leyendo a un lado en lugar de estar celebrándolo pero me casé, tuve hijos y trabajé sin ningún tipo de problema", indica Violat, quien reconoce, sin embargo, que tras el diagnóstico y la terapia ha mejorado mucho. "Me di cuenta de que no sabía expresar mis sentimientos y ahora sí. Incluso con alguna noticia en la televisión se me saltan las lágrimas y antes era un tablón de madera", bromea este astrónomo que hoy explicará su particular "manual para sobrevivir de adulto con Asperger en soledad". "De una forma amena y con humor explicará como me las apaño para comprar ropa, planchar o realizar un trámite en Hacienda. Explicar pues me falta eso y lo compenso con esto", indica Violat, quien también lanza un mensaje positivo a las familias de niños recién diagnosticados. "No estamos en 1900 y si yo que no fui a terapia tuve una vida normal y trabajé sin problemas, imagínese su hijo con los psicólogos y el apoyo que hay ahora. Podrá destacar y estudiar en lo que quiera", indica.