El número de menores que cuida la Xunta se incrementó un 20% en un año, sumando 417 nuevos casos hasta alcanzar los 2.429, a los que se suman otros 43 en guarda previa al proceso de adopción. Las casuísticas son múltiples y generalizar supone infravalorar las circunstancias de cada caso: desde el carácter violento de adolescentes, a la falta de recursos de los padres, problemas de drogadicción, desamparo por carecer de parientes cercanos que ayuden ante una enfermedad... Cada familia vive su propio drama.

Ante esa situación, la administración asegura buscarles la solución temporal más confortable. "El mejor lugar para ellos es su entorno y nuestra prioridad es ofrecerles acogimiento familiar, en familia extensa o ajena, o si no, acogimiento residencial", expone González.

Vivir en familia es la opción mayoritaria, pues es la modalidad de 1.357 menores. De ellos, 1.114 conviven son parientes cercanos y otros 243 en hogares que se ofrecen voluntariamente como ayuda temporal. Otros 1.072 menores se encuentran en residencias. "Si son mayores de 16 años analizamos si pueden entrar en el programa Menor", matiza González en alusión a la opción de pisos tutelados.

Durante el tiempo de guarda voluntaria, la Xunta ofrece a los padres ayuda para tratar de reconducir la relación con sus hijos y que estos vuelvan a su hogar.