"Se percibió un hartazgo colectivo, de precariedad, de falta de medidas visibles de igualdad, de sectores desprotegidos o de agresiones sexuales o violencia de género. Todo ello, mezclado, derivó en el 8-M", cuenta Carmen Castro, economista y profesora en varias universidades, tanto de Galicia como de otras comunidades autónomas.

Una de las lecciones principales de la jornada reivindicativa es, para esta experta en Economía, la necesidad de otro tipo de mensajes desde la estructura del Estado, los sindicatos o las entidades empleadoras. "Grupos políticos y sindicatos tienen que ver cómo se reubican. Creo que es importante desmontar discursos paternalistas y facilitar una actitud de escucha activa a las demandas del colectivo feminista", argumenta Carmen, que pone el foco en el papel sindical.

"Queríamos una huelga de 24 horas en este caso", apunta. Destaca también el papel de las periodistas en el paro del 8-M. Las trabajadoras de medios de A Coruña se concentraron ante la escultura de Emilia Pardo Bazán para visibilizar su demanda de igualdad y en radios y cadenas de televisión nacionales muchas mujeres hicieron huelga.