El sábado 3 de marzo arrancó la gira de conciertos de Operación Triunfo. Ese fenómeno de masas en el que se ha convertido la última edición del programa. De Rosa, Bisbal, Bustamente, Chenoa y compañía hemos pasado a Amaia, Alfred, Aitana o Cepeda. Y el fenómeno se ha extendido con tanta virulencia que hasta se vendieron entradas para el ensayo de ese primer concierto. Algo inaudito.

Aquel primer concierto lo presenciaron en directo casi 17.000 personas que llenaron a rebosar el Palau San Jordi de Barcelona, pero hubo otras más de 50.000 que lo contemplaron a través, sobre todo, de sus dispositivos móviles sentados en el sofá de su casa. No fue una nueva forma de consumo de conciertos. Fue algo más simple.

Varios de los asistentes retransmitieron íntegro, sí íntegro, el concierto a través de la aplicación Periscope, propiedad de Twitter. Y sin pagar nada por los derechos de emisión. Es más. Avisan de que van a repetir la experiencia en los siguientes conciertos de los Almaia y compañía para que todos los fans de Operación Triunfo puedan verlos.

La fogosidad de la juventud tiene estas cosas. Ninguno de ellos lo hizo por ganar dinero ni por conseguir más popularidad. Aunque eso llegó después. Fue más simple. "Tengo agujetas en los brazos desde ayer, pero ¡cómo ha valido la pena! ¡Demasiado bonito, épico, visible y necesario era que esto lo vieran más personas aparte de las que había en el Palau!", lanzó en un tuit una de las asistentes que transmitió íntegro el concierto a través de su móvil. Lo único que quería era compartir ese momento. Lo único que pretendía era acercar sus artistas favoritos a todo el mundo. Nada más. Bendita inocencia.

Pero tenemos un problema. A los jóvenes les hemos puesto en sus manos una tecnología, pero no les hemos enseñado a utilizarla. Seguro que saben que no se puede grabar una película en el cine o que también es ilegal grabar a los actores en una obra de teatro.

Estoy convencido de que estos jóvenes aún no son conscientes de que la transmisión íntegra con su móvil de un concierto como el de Operación Triunfo o un partido de fútbol es ilegal. No pasa nada que lo hagamos con una canción o con una jugada. Todos lo hemos hecho alguna vez. Pero el concierto íntegro es otra historia. Y no son conscientes de que están haciendo algo ilegal porque amenazan con volverlo repetir durante toda la gira. "Que en todos los conciertos haya una Claudia con fuerza en los brazos para aguantar el móvil dos horas y con dinero en el bolsillo para pagar los megas", lanzó un joven en su cuenta de Twitter nada más acabar el concierto.

Por cierto, Claudia fue una de las que emitió íntegra la actuación de los concursantes. Hasta llegó a ser trending topic al final del concierto con el hashtag Gracias Claudia porque buena parte de esas 50.000 personas que siguieron las canciones de Amaia, Alfred y compañía le quisieron agradecer que les metiese a los cantantes de Operación Triunfo en su móvil. Por cierto, no tuvo que pagar de su bolsillo los megas porque, aunque parezca increíble, se conectó a la wifi del Palau San Jordi.

Algo estamos haciendo mal cuando nuestros jóvenes, con toda la buena intención del mundo, no saben utilizar la tecnología que les hemos dado y se saltan las normas porque las desconoce. Debemos darles acceso a la tecnología, pero también debemos enseñarles a utilizarla. De lo contrario estaremos creando una sociedad que se salta las normas y desprecia las reglas. Una sociedad pirata.